[4][a] Después se constituyó un consejo donde su abuela paterna, Adelaida de Italia, y el arzobispo Willigis tuvieron un mayor peso.
A este respecto, Indro Montanelli y Roberto Gervaso señalan que "se hacía llamar emperador de los romanos, cónsul y senador (...) Se vestía como el basileus, se rodeaba de eunucos, imponía a la corte la liturgia de un protocolo bastante complicado, comía a solas, sentado en su trono, y quería que fuesen los nobles romanos quienes le sirvieran.
[10] Asimismo, emprendieron una política expansionista hacia el este de Europa: Bohemia, Polonia, Hungría, etc., territorios que son convertidos al cristianismo.
Otón I había frenado las incursiones de los húngaros, obodritas y otros pueblos eslavos.
En el año 961, Otón I acude al llamado de auxilio del papa Juan XII para luchar contra su antiguo vasallo Berengario.
[b][16][17] Ese mismo año ayudó al papa Juan XV a sofocar una rebelión dirigida por un noble romano llamado Crescencio II.
Cuando Otón abandonó Roma, en el año 997, Crescencio II logró deponer a Gregorio V y sustituirle por otro pontífice, Juan XVI (considerado antipapa).
Al fallecer misteriosamente Gregorio V en el año 999, planeó la elección del papa Silvestre II.