Según el historiador Luis Alberto González Rodríguez, rarámuri etimológicamente significa "pie corredor" y en un sentido más amplio quiere decir 'los de los pies ligeros', haciendo alusión a la más antigua tradición de ellos: correr.
En la vejez, el tarahumara vive en una casa separada, a donde sus hijos le llevan presentes de comida y ropa; cuando muere, se le incinera en alguna cueva o en un cementerio (si es que está bautizado) y se hacen complicadas ceremonias para que su alma viaje sin tropiezo.
En la filosofía rarámuri es primordial el respeto a la persona, por lo que los visitantes o turistas deberán también ser respetuosos con ellos y sus tradiciones, como ellos lo son con toda la gente.
Los hogares, por familia, consisten de dos habitaciones generalmente pero a veces la cocina es también comedor, recámara y sala.
Se evita la unión entre hermanos y primos, pero en si no hay reglas para esos enlaces.
Allí se hacen los noviazgos con plena libertad de selección, aunque es frecuente que la mujer tome la iniciativa en las relaciones amorosas, cantándole, bailándole en frente y llamando la atención del muchacho, tirándole guijarros.
Piensa más en lo práctico y lo utilitario, así como en lo fisiológico, que en la espiritualidad de su mujer.
Esto no quiere decir, sin embargo, que carezca él de una tonalidad amorosa propia.
Sin embargo, aún conserva la vestimenta tradicional, preferentemente, en el caso de los hombres, y siempre en las mujeres.
Las blusas o camisas de colores brillantes, estampados, a veces floreados, son usadas por hombres y mujeres.
En algunas comunidades el largo de las puntas da referencia sobre la condición económica del portador, cortas para cuando tienen poco dinero y largas para cuando su condición es holgada, cabe destacar que en algunas etnias esta costumbre se basaba en saber quién era la familia más fuerte económicamente.
La cobija es una prenda muy importante que sirve para abrigo durante los días fríos y como cama en la noche.
El gobernador, quien es electo de por vida generalmente ejerce su cargo durante 5 o 10 años; la votación se hace por aprobación unánime, en voz alta.
Sin embargo, hasta hoy ningún Siríame ha logrado tener control de todo el conglomerado tarahumara.
Cada "pueblo" tiene su gobernador y las demás autoridades indígenas, pero su influencia política rara vez trasciende los límites de su comunidad.
Al hombre blanco o mestizo le denominan chabochi, al cual rehúyen argumentando que engaña, roba, acumula, despoja, invade sus tierras, es ventajoso, destruye el bosque, no comparte ni es justo, todos ellos grandes valores que los rarámuris llevan hasta sus últimas consecuencias.
A sus muertos continúan dejándoles comida para el viaje sin retorno y les "ayudan" a subir al cielo mediante la celebración de tres o cuatro fiestas, según si el difunto es hombre o mujer.
Aunque en muchos casos el significado de ritual ha desaparecido, este ha demostrado gran vitalidad para subsistir.
Se usa como ungüento en la piel para sanar reumatismo, mordeduras de serpiente y otras dolencias.
En todas las partes donde hay un templo se siguen haciendo estas celebraciones siguiendo el mismo patrón que los misioneros les enseñaron.
Un dato interesante es que los rarámuris representan a los chabochis(los blancos, mestizos, los mexicanos) en el grupo de los malos (fariseos), los cuales se pintan de blanco y representan a los partidarios de Judas, que en la danza simbólicamente andan en todas partes y dominan la situación, pero al final son vencidos y triunfan los representantes del bien: los soldados.
Para el observador curioso podrán parecer un retroceso raro, de fondo impresionante, e indumentaria artística, pero, esencialmente, entretenimiento.
Las carreras pueden durar hasta dos días, toda la comunidad apoya y ayuda a sus competidores: les llevan agua y pinole, iluminan su camino durante la noche con ocotes encendidos, les echan porras, e incluso corren con ellos a lo largo de toda la ruta.
Poco después varias centenas de tarahumaras no hallaban qué hacer en tanta oscuridad.
Ocurrió en tiempos inmemorables, cuando el mundo estaba tiernito, antes de que llegaran los españoles a esta tierra.
Muchos aspiraban a ella y el celoso padre les impuso una serie de difíciles pruebas.
El objetivo del juego es combatir diferentes fuerzas espirituales presentes en la cultura tarahumara mediante armas y poderes sobrenaturales.
Un empleado del servicio postal mexicano, en cinco días, había entregado una carta a novecientos sesenta kilómetros de distancia".
[12] En 1928, el gobierno Mexicano ingresó a dos Tarahumaras al Maratón, obtuvieron los lugares 32 y 35, quejándose de que la carrera fue muy corta.
[13] Actualmente se realiza la prueba maratón blanco https://www.xmigrations.com/2018/04/23/la-leyenda-de-los-corredores-tarahumaras/ (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).