El término presenta, según los estudiosos del tema, una naturaleza compleja, extraordinaria y paradójica.
[1] El vocablo fiesta es una voz patrimonial cuyo origen latino es festa (forma plural de festum), que viene de festus (festivo) y aparece muy pronto en las lenguas romances.
[2] El idioma español o castellano es una de las pocas lenguas donde se contabilizan más de treinta maneras de denominar una fiesta, entre las cuales: farra, jarana, parranda, pachanga, joda, jolgorio, guateque, juerga, festejo, kermés, bulla, bullanga, bullería, sarao, jaleo, cachondeo, verbena, sandunga, francachela, teteo (en Rep.
Dominicana), carrete (en Chile),[3] mica (Costa Rica), arranque (Panamá), tono (Perú), rumba (Colombia), bonche (Venezuela), party o pari (anglicismo), etc.
[1] Los estudios más recientes se centran en resaltar las transformaciones que las fiestas han sufrido.