Los tuátaras o esfenodontes (género Sphenodon) son reptiles endémicos de las islas aledañas a Nueva Zelanda y constituyen el único género del orden Sphenodontia que ha sobrevivido hasta la actualidad, prácticamente sin cambios desde la Era Mesozoica.
En esas épocas habitaban el supercontinente de Gondwana habiéndose distribuido, según parece, desde el área que hoy corresponde a América del Sur pasando por la Antártida hasta Australia.
Los registros fósiles muestran que esta especie no difiere demasiado de sus parientes más antiguos.
[6] En comparación con lagartos y serpientes estudiados, el tuátara es el lepidosauro con una evolución más lenta hasta el momento.
Entre los numerosos caracteres que se han conservado sin modificar durante 200 millones de años se hallan dos fosas temporales completas, un ojo pineal bien desarrollado (el orificio pineal era muy patente en los primeros diápsidos) y las vértebras de tipo anficelo con intercentros.
[6][5] Después de las tortugas, los tuátaras son los reptiles que más años llegan a vivir.
La longevidad puede estar relacionada con genes que ofrecen protección contra las especies reactivas de oxígeno.
[6][5] El tuátara tiene la temperatura corporal óptima más baja en comparación con cualquier otro reptil, oscila entre los16 y 21 °C.
Estudios genómicos han identificado hasta 37 secuencias similares a estos TRP en el genoma del tuátara que pueden apoyar esta hipótesis, un número de muy grande en comparación con otras especies de amniotas.
Entre estos genes identificados, se incluyen termosensibles y no termosensibles, destacando la existencia de una selección positiva de genes TRP sensibles al calor como son TRPA1, TRPM y TRPV.
Asimismo, se han encontrado genes implicados en la determinación del sexo dependiendo de la temperatura, como por ejemplo el CIRBP.
[6][5] Son carnívoros: su dieta consiste en invertebrados como insectos, arácnidos, caracoles, pequeños lagartos, huevos y crías de aves.
El ojo pineal o "tercer ojo" (una prolongación de la glándula pineal o epífisis), se observa como una ligera protuberancia frontal cubierta de escamas y sirve para detectar la radiación infrarroja, con lo que regulan el metabolismo en función del sol y quizás también les sirva para detectar y capturar las presas en la oscuridad.
El genoma del esfenodonte es uno de los más grandes secuenciados en vertebrados hasta la fecha, aproximadamente se estima que tiene 5Gb.
Al menos el 75% de los genes del tuátara muestran conservación con aves, tortugas y cocodrilos.
[6][5] Aproximadamente el 75% de los genes del tuátara tienen una conservación con respecto a aves, tortugas y cocodrilos.
Aquellos componentes del genoma con 15 Mb de tamaño, son casi idénticos con otros vertebrados.
Todo ello sugiere que tal vez, las repeticiones del genoma de los saurópsidos era muy diferente en comparación con mamíferos, aves y lagartos.
Estudios en otros saurópsidos han reconocido un número bastante parecido pero sin embargo, en el genoma del tuátara se ha encontrado un clado de retrovirus muy antiguo conocido como Spumavirus.
Concretamente, en el genoma del tuátara se han encontrado que el 81% de estos sitios CpG están metilados.