En 1945, tras la capitulación de Alemania, Vostell tenía 12 años, regresó acompañado por sus padres y su hermana a Leverkusen.
En el año 1953, creó obras como Corea, Corea Masacre, Das Paar (La pareja), Familie (Familia), Flugzeug (Avión) y Kriegskreuzigung (Crucifixión de guerra) y empezó a trabajar con óleo sobre lienzo en obras como Kriegskreuzigung II (Crucifixión de guerra II).
En estas obras, Wolf Vostell comienza a reflejar los desastres producidos por la Segunda Guerra Mundial.
[3] En su primer viaje a París en 1954, y recogiendo un titular del periódico Le Figaro que le llamó la atención, acuñó el término décollage, que distinguió del collage tradicional y su yuxtaposición creativa de elementos, relacionándolo con la traducción literal de la palabra francesa de la que derivaba: desprender, separar dos cosas pegadas o deshacer.
Aplicó el nuevo término a los cuadros Dé-coll/age, que incluían jirones de carteles, fotografías emborronadas y objetos.
Tanto sus obras materiales como los happenings, estaban impulsadas por un mismo principio, la estética de la destrucción, que pretendía recoger el carácter negativo y agresivo del mundo contemporáneo.
La compenetración artística de ambos esposos hará que Vostell se sienta muy vinculado con España, en especial con Extremadura.
Vostell conoce en 1974, acompañado por su esposa la extremeña Mercedes Guardado, Malpartida de Cáceres y Los Barruecos un magnífico paraje, declarado en 1996 Monumento Natural.
En 1976 funda Wolf Vostell el Museo Vostell-Malpartida (MVM) que desde 1994 está gestionado por la Junta de Extremadura.
Cuadros de gran formato y dibujos en los que aplica el hormigón como material pictórico.
En el mismo año viajó por primera vez a Cáceres, donde realizó las obras Transmigración, I-III, con televisores incorporados.
Además, el artista empleó en sus cuadros pan de oro, que aplicaba directamente al lienzo, consiguiendo así un estilo particular.