Un oasis es un paraje de un desierto en el cual se pueden encontrar agua y vegetación.
A la ilusión de percibirlos visualmente se le llama espejismos.
La palabra 'oasis' procede del griego ὄασις [oasis], término tomado a su vez del antiguo egipcio uḥt, en demótico uḥỉ y en copto uaḥe, de donde también derivó el árabe wāḥa.
[2] Los oasis se desarrollan en lugares «hidrológicamente favorecidos» que tienen atributos como un alto nivel freático, lagos estacionales o wadis bloqueados.
[4] La presencia de agua en la superficie o en el subsuelo es necesaria y la gestión local o regional de este recurso esencial es estratégica, pero no suficiente para crear estas zonas: el trabajo humano continuo y el saber hacer (una cultura técnica y social) son esenciales para mantener estos ecosistemas.
[8] Los chubascos de lluvia proporcionan agua subterránea para mantener oasis naturales, como el Tuat.
[15] Muchos oasis históricos han luchado contra la sequía y un mantenimiento inadecuado.
Este modo de vida mantenido durante generaciones en los oasis tiene un fuerte componente cultural.
La región afectada abarca poco más de 300.000 ha y comprende unos 39.000 habitantes.
[22] El ghout es un tipo de oasis del nordeste del Sahara argelino, en el que las aguas subterráneas se utilizan para regar las palmeras datileras en un terreno desértico con acuíferos a poca profundidad.
Por esta razón, Naciones Unidas lo considera parte de los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM).