En las fábulas griegas se hace viajar por ellos a sus héroes Hércules y Perseo como por un país maravilloso.Alejandro Magno penetró en él y vio al oráculo, que lo "reconoció", proclamando su origen divino.En tiempo de León el Africano había allí ciudades habitadas; según El Edrizy, no se veían más que edificios arruinados y ninguna población y se conocía una capital de nombre Hibe, donde, durante la época del Bajo Imperio romano, había una guarnición de caballería.El pueblo más notable se llama El-Qasr y la mayor extensión del oasis es de este a oeste, cortado por montañas en dirección transversal.En ellas existen antiguos hipogeos, también se ven allí tumbas de adobe, un arco de triunfo romano, acueductos, ruinas cristianas, aguas termales y fuentes ferruginosas.Al Este se encuentran dos pueblos principales; al Norte una montaña horadada por tumbas y canteras, y entre los dos pueblos las ruinas de un gran templo, conocido con el nombre de Omn-Beydah.Los productos son los mismos que los de otros oasis, así como los objetos de comercio, y, en el siglo XIX, la civilización no se hallaba más adelantada ni la administración pública más regulada.La ciudad estaba edificada sobre un monte cónico y tenía el aspecto de una colmena.Todavía queda en pie una gran puerta cubierta de grabados y algunas partes del edificio; las figuras que se ven allí representan a divinidades egipcias, colocadas sobre tres registros sobrepuestos, en procesión, con tributos ante el dios supremo Amón, de cabeza de carnero, sentado en una naos donde recibe homenajes y frente a él hay un rey arrodillado.