Tumba de Julio II es la denominación historiográfica de un conjunto escultórico y arquitectónico marmóreo que Miguel Ángel diseñó y rediseñó varias veces para el monumento funerario del papa Julio II, su principal mecenas.
[1] La obra se encargó en 1505 y quedó en el estado definitivo en 1545, en una escala mucho más reducida que la prevista en el proyecto inicial.
En el primer proyecto la tumba se diseñó como una estructura colosal, con espacio suficiente para que Miguel Ángel alojara sus enérgicas y trágicas figuras (terribilità) a una escala sobrehumana.
[2] Para la ejecución se preveía la descomunal suma de diez mil ducados y un plazo de cinco años; Miguel Ángel tuvo que abandonar los trabajos que tenía en curso, y romper otros contratos.
[4] Tras la muerte del papa, en 1513, el proyecto tuvo que replantearse como un monumento adosado a la pared, reduciendo sus dimensiones en sucesivos contratos, quedando un número muy inferior a las figuras originalmente planificadas (menos de un tercio).