Usualmente se realiza algún tipo de escenificación o ceremonia simbólica.
Lo mismo ocurre en las monarquías parlamentarias (similares funciones -que no incluyen el poder gubernamental- tienen un rey en una monarquía constitucional -España o Suecia- y un presidente de una república parlamentaria -Italia o Alemania-).
En las monarquías (independientemente de su naturaleza antigua, medieval o moderna, absoluta o limitada), a no ser que se produzca una abdicación o una asociación al trono,[3] la sucesión se produce, por orden sucesorio, tras la muerte del rey anterior; momento en el que se produce un interregno, la discontinuidad entre dos reinados que puede suscitar problemas.
Cuando lo que ha ocurrido es la toma militar o rendición de una plaza, especialmente cuando se realiza mediante capitulación (es decir, con algún tipo de negociación que permite el encuentro), suele realizarse una ceremonia formal en la que el poder se trasmite entre los jefes de las fuerzas enemigas.
La espada o las llaves de la ciudad, inicialmente un mecanismo efectivo, se convirtieron en un elemento simbólico que el vencido entregaba al vencedor.