Vercingétorix

Esta obra fue escrita a lo largo de sus campañas y compilada tras su victoria final sobre los galos en Alesia.

Los extractos relativos a Vercingétorix se resumen en el Libro VII de los Comentarios.

Es bastante desconcertante, al intentar esbozar el retrato de un personaje histórico, el tener que referirse esencialmente a los discursos y rasgos de su carácter referidos por su principal adversario, cuya preocupación no era probablemente perpetuar su memoria con la más meticulosa objetividad.

En sus Vidas Paralelas, Vida de Julio César, Plutarco hace referencia al líder galo a través del nombre de «Ουεργεντοριξ (Ouergentorix)»; Estrabón emplea otra forma para referirse a él.

Sin embargo, tanto César en su obra como numerosas monedas halladas con su nombre grabado precisan su forma onomástica exacta: VERCINGETORIXS.

[20]​ No se ha hallado ninguna escultura de Vercingétorix que date de la época antigua, por los que los pintores, escritores y escultores del siglo XIX, como Bartholdi, se vieron obligados a imaginarse al líder galo inspirándose en las definiciones literarias realizadas por Julio César y otros autores antiguos,[21]​[22]​[23]​[24]​ que describen a Vercingétorix como un hombre corpulento, de largo cabello y poblado bigote.

[34]​ En efecto, cuando se acuñó esta moneda el galo más célebre estaba en Roma y no podía haber un modelo mejor para los grabadores.

Los arvernos, un poderoso pueblo que tradicionalmente había ejercido el dominio del Macizo Central, se opusieron a esta alianza y se enfrentaron a eduos y romanos hasta que estos últimos les derrotaron en 121 a. C.[40]​ En 58 a. C. los helvecios, forzados por la creciente presión ejercida por los germanos que acaudillaba Ariovisto, emprendieron una masiva migración hacia Saintonge.

Julio César utilizó como pretexto este desplazamiento para invadir ese mismo año la Galia a la cabeza de sus legiones y de los contingentes enviados por los aliados eduos, cuyo pueblo se encontraba bajo la amenaza germana.

[42]​ Sin embargo, el líder arverno fue ejecutado por las familias aristocráticas de su tribu, quienes rechazaron someterse a su autoridad.

En el invierno de 54/53 a. C. estalló una nueva revuelta liderada por los eburones, un pueblo que habitaba en las inmediaciones del Mosa.

Vercingétorix empleó la ausencia del líder enemigo para adquirir poder en las asambleas de su pueblo.

El romano afirma que aquí se redactaron los términos del tratado a los que estaban sujetos los integrantes de la revuelta, aunque no nombra a ninguno de los galos presentes en esa reunión.

Después volvió algunos días más tarde,[54]​ movilizando al pueblo y proclamándose como único comandante supremo.

De ese modo, César rechaza cualquier legitimidad política presente en sus pretensiones, describiéndole como un hombre peligroso.

El propio Vercingétorix negoció una alianza con los bituriges, miembros tradicionales de la confederación edua.

Seguidamente traspasó el territorio de Sologne y asedió Avárico,[62]​ aunque ordenó a sus soldados que no la destruyeran.

De hecho, Convictolitave alcanzó el poder en detrimento del «partido pro-romano» liderado por Coto.

A la familia del primero pertenecía Dúmnorix, el vergobreto al que César había mandado asesinar en 55 a. C. En pocas semanas, los eduos se declararon aliados de Vercingétorix.

Fiel a su táctica, el líder arverno se encerró en Gergovia, oppidum ubicado en las inmediaciones de Clermont-Ferrand.

Al unirse a los rebeldes, provocaron una profunda desazón en el ejército de César.

En este punto, la sedición se había extendido por la mayor parte del territorio galo.

Julio César reagrupó sus tropas formando doce nuevas legiones, es decir, 50 000 soldados; sin embargo, había perdido a todos los auxiliares galos.

Aunque la situación de los romanos era desesperada, sus enemigos no rompieron el sitio en ningún momento.

Probablemente, se le mantuvo prisionero en una celda del Tullianum, donde pensaba ser estrangulado en agosto de 46 a. C., año en que César celebró su triunfo sobre la Galia.

Hasta el siglo XIX, los historiadores no mencionaban a Vercingétorix, puesto que sus trabajos sobre los orígenes de Francia llevaban largo tiempo dedicados a los orígenes míticos de las dinastías reales (troyanos, etc.).

En el pedestal, diseñado por el arquitecto Eugène Viollet-le-Duc, se puede leer: Formant une seule nation Animée d'un même esprit, Fue sobre todo durante la Tercera República, cuando se instrumentalizó a Vercingétorix, recalcando su papel heroico, de «resistente al invasor» y símbolo de la idiosincrasia francesa.

Como dijo Albert Grenier, su sucesor en el Collège de France «buscando a Vercingétorix, Jullian encontró la Galia».

En 1866 se erigieron las monumentales estatuas oficiales de Vercingétorix en Alise-Sainte-Reine (realizada por Millet, 1866) y en Clermont-Ferrand (por Auguste Bartholdi, 1903).

Étienne Clémentel, figura radical de Puy-de-Dôme, consagró a Vercingétorix una epopeya lírica en cuatro actos.

Moneda de 48 a. C. acuñada en Roma; es posible que represente a Vercingétorix, por entonces cautivo.
La confederación edua, aliada con los romanos, se enfrentó a los arvernos y sécuanos.
Las campañas de César.
Muro del oppidum en las llanuras de Gergovia.
Vercingétorix arroja sus armas a los pies de Julio César por Lionel Noel Royer (1899). Museo Crozatier , en Le Puy-en-Velay .
Estatua de Vercingétorix en Alise-Sainte-Reine , Borgoña , erigida en 1865.