[1] Se puede servir de disciplinas como la ecología, la geoquímica, la sedimentología y otras.[6] Lo complejo del análisis tafonómico, como en otras disciplinas, exige un lenguaje específico, preciso, que exprese inequívocamente los conceptos involucrados y necesarios para las interpretaciones paleobiológicas, paleoecológicas, bioestratigráficas y paleogeográficas.Por otra parte, los fósiles no son los organismos que vivieron en el pasado, aunque fueran producidos directa o indirectamente por ellos, y destacar esta obviedad es crucial para evitar errores y falsas interpretaciones del registro fósil.A lo largo del siglo XX, los métodos de análisis tafonómico comenzaron a utilizarse en varios campos de la paleontología (paleobiología, paleo-oceanografía, icnología, bioestratigrafía), así como en arqueología y medicina forense.[12][13]Este abordaje dio lugar a la disciplina paleobiología de la conservación (ver debajo).La conservabilidad es el objeto inicial del análisis tafonómico y es lo que diferencia a las entidades registradas de la materia taxonómicamente indeterminable y lo que hace a la Tafonomía diferente de la Sedimentología.Los datos sedimentológicos, estratigráficos o paleogeográficos pueden llegar a ser necesarios en las interpretaciones tafonómicas pero son insuficientes para explicar los procesos de fosilización.
Acumulación de fósiles de un ambiente marino. Se observa una gran cantidad de restos fragmentados como producto del transporte experimentado.
Sección
de fósil de
bivalvo
carbonífero
relleno con
pellets
y cemento de
calcita
. La posición de los
pellets
del relleno es un marcador geopetal (dirección hacia el centro del
campo gravitatorio
terrestre) que indica «abajo y arriba» y nos puede decir, por tanto, si el fósil ha sido reorientado (
reelaborado
) en la fase fosildiagenética, después de la cementación que los sella.