Una bioconstrucción es una estructura, normalmente mineralizada, originada por la acción de seres vivos.
Las grandes edificaciones de desarrollo vertical se denominan biohermos, mientras que las construcciones horizontales, que pueden llegar a formar espesas capas, se denominan biostromos.
En el pasado también han formado bioconstrucciones arqueociatos, esponjas, algunos bivalvos rudistas (Toucasia, Hippurites), etc.
En determinadas zonas en las que las aguas continentales son muy carbonatadas, sobre todo en los macizos calcáreos, son frecuentes las formaciones tobáceas debidas a la precipitación y fijación del carbonato por la actividad bacteriana y vegetal.
Los edificios tobáceos pueden desarrollarse sobre paredes verticales en farallones calizos o cerrando valles y formando lagunas aterrazadas.