[2] Está dividida en cuatro eones —la mayor división cronológica—, siendo los tres primeros los que definen el Precámbrico: La Tierra se formó por acreción de la nebulosa solar.
Llegada a una cierta edad, la estrella puede colapsar sobre sí misma y luego explotar en una supernova expulsando toda la materia que había producido desde su origen.
Los fragmentos cada vez más grandes chocan entre sí y formando objetos de mayor volumen, destinados en última instancia a convertirse en protoplanetas.
[40][41] W. Brian Harland acuñó más tarde un término casi sinónimo, el «período priscoano», de priscus, la palabra latina para «antiguo».
Durante este eón se produjo el bombardeo intenso tardío, que afectó a los planetas interiores del sistema solar hace 3800-4000 millones de años.
La Tierra podría no haber sido el único planeta que se formó a 150 millones de kilómetros del Sol.
Una hipótesis indica que se habría formado otro cúmulo, dibujando un triángulo equilátero con el Sol y la Tierra, en su cuarto o quinto punto de Lagrange.
Su órbita podría haber sido estable al principio, pero con el tiempo se habría desestabilizado a medida que la Tierra aumentaba su masa por la acumulación de material.
[63] Una vez que la Tierra se había enfriado lo suficiente, la corteza terrestre probablemente apareció hace de 3800 a 4000 Ma, al comienzo,[64] o durante el Arcaico.
Tan pronto como el sistema se volvió lo suficientemente estable y robusto para asegurar una reproducción suficientemente fiel, bajo unas condiciones ambientales lo más variadas, puede describirse como autopoiético: «la vida» comienza y se extiende a todos los ambientes conectados, en unos pocos cientos o miles de años.
De otra manera, algunos cambios harían más rápida o mejor la réplica: esta variedad llegaría a ser numerosa y exitosa.
Esto continuó durante bastante tiempo, con reacciones más o menos aleatorias, hasta que se creó una nueva molécula: el «replicador».
Se tiende a creer que estas primigenias células pudieron evolucionar en grupos en las chimeneas volcánicas submarinas conocidas como "fumarolas negras";[83] o incluso calientes, rocas marinas.
[53] Tan pronto como las primitivas células metanogénicas se volvieron lo suficientemente abundantes como para que su producción superase la desaparición del metano por fotólisis en la estratosfera, el metano producido se difundió en la atmósfera, donde causó un efecto invernadero mucho más eficiente que el del dióxido de carbono.
En un primer momento, estas sustancias minerales pudieron ser usadas como receptor final de electrones, abriendo el camino para la respiración anaeróbica.
[95] La respiración anaeróbica está formada por una cadena de reacciones enlazadas, catalizadas por proteínas, que permiten por un lado consumir materia orgánica y por otro liberar energía.
Capturarando la energía del Sol con el fotorreceptor adecuado, las bacterias (las primeras formas de vida) desarrollaron un nuevo proceso: la fotosíntesis, siguiendo reacciones genéricas:[57] 2 CO2 + S2- + 2 H2O + hν → 2 (CH2O) + SO42- CO2 + 4 FeO + H2O + hν → 2 (CH2O) + 2 Fe2O3 Esta reacción pasa por la producción de una coenzima reductora, el NADPH, y una coenzima que almacena energía química, la ATP.
[105] Esta serialización permitió utilizar el agua misma como donante de electrones en reacciones redox bioquímicas: 2 H2O → 4 H+ + 4 -e + O2 ↑ Esta transformación se desarrolló en dos fases: en la primera, las reacciones dependientes de la luz captan la energía luminosa y la utilizan para producir una coenzima reductora, la NADPH, y una coenzima que almacena energía química, la ATP.
Con la formación de la corteza continental, los carbonatos pudieron acumularse allí en la litosfera, que luego sirvió como sumidero en el ciclo del carbono.
Por lo tanto, el entorno oceánico arcaico debe haber ejercido una presión de selección muy fuerte sobre los organismos fotosintéticos en relación con la dependencia del amoníaco.
Durante un evento anóxico oceánico, los organismos muertos quedan enterrados y el carbono correspondiente se transfiere a la litosfera, junto con los oligoelementos asociados.
Pero mecanismos diversos de oxidación llevaron a capturar el O2 sin que realmente pueda acumularse en la capa superior del océano, ni en la atmósfera.
El grupo fósil de Franceville, fechado en −2100 Ma, muestra una vida multicelular compleja y organizada al comienzo del Orosírico.
Después de esto, hace 2000 Ma,[146] Neomura se dividió dando lugar a los otros dos dominios, Archaea (arqueas) y Eukaryota (eucariotas).
Al principio, probablemente, algo semejante a la actual esponja, en el que todas las células eran totipotentes y un organismo mutilado podría regenerarse.
Todos estos factores podrían haber llevado a un periodo glaciar particularmente intenso que cubrió la superficie terrestre con glaciares hasta las latitudes 30°.
Esta eliminación del CO2 podría dar lugar a nuevos episodios glaciares, siempre que las superficies basálticas no se alterasen lo suficiente.
[231][232] Este evento dejó vacantes los nichos ecológicos terrestres, lo que permitió a los dinosaurios asumir los roles dominantes en el período Jurásico.
La Tierra, que se ralentizaba gradualmente por el efecto de las mareas inducidas por la luna, giraba más rápido en ese momento, y entonces un año consistía en 372 días.
La mayoría de los grandes animales, incluidos los dinosaurios no-aves, se extinguieron,[266] lo cual marca el fin del período Cretácico y la era Mesozoica.