Algunos sistemas electorales eligen a un único ganador para un puesto único, como representante de distrito en una asamblea nacional, primer ministro, presidente o gobernador, mientras que otros eligen múltiples ganadores, como miembros del parlamento o juntas directivas.
En esencia, lo que hacen los sistemas electorales es traducir los votos en escaños ganados por partidos y candidatos.
Si bien los escaños son a menudo distribuidos en distritos plurinominales regionales, en algunos países (como Alemania, Namibia, Israel, Holanda, Dinamarca, Sudáfrica y Nueva Zelanda), la distribución de escaños es efectivamente determinada por el voto a nivel nacional.
En Sudáfrica no había umbral legal en 1994 para la representación y el Partido Demócrata Cristiano Africano ganó dos de 400 escaños con solo 0.45% del voto nacional.
En algunos países, como Israel o Países Bajos, las elecciones se desenvuelven usando una representación proporcional 'pura', donde los votos se computan a nivel nacional antes de asignar los escaños a los partidos.
Esta estructura puede parecer, a primera vista, similar a la de los sistemas paralelos descritos posteriormente, pero la diferencia fundamental estriba en que bajo la Representación Proporcional Personalizado los escaños de Representación Proporcional por lista suelen compensar, en mayor o menor medida, cualquier desproporcionalidad producida por los resultados en los distritos uninominales (mayoritarios).
Los candidatos ganadores son tomados de las listas en el orden en que se ubican.
Los sistemas paralelos han sido ampliamente adoptados por las nuevas democracias en África y por los antiguos estados soviéticos.
Algunos sistemas electorales preferenciales permiten que el elector ordene dos o más candidatos en la misma posición.
En los cómputos sucesivos los votos eliminados se transfieren al siguiente candidato menos preferido que no ha sido eliminado, hasta llegar a una elección entre dos candidatos, y lo más preferido gana por mayoría absoluta.
El derecho a participar en los asuntos públicos directamente como votante suele aparecer regulada en normas jurídicas del máximo rango: generalmente la propia Constitución, puesto que se trata de uno de los derechos políticos esenciales.
En concreto, la inmensa mayoría de las Constituciones establece a partir de qué edad tienen los ciudadanos el derecho al voto en procesos electorales y, en las que se refieren a esta posibilidad, en referéndum.
Muchos países, sin tener en cuenta el sistema electoral empleado, delimitan las áreas de votación.
Bajo esta modalidad cada elector tiene un voto, aunque los distritos son plurinominales, es decir, se eligen varios escaños.
Sin embargo, su aplicación más conocida fue en la elección de la Cámara Baja japonesa entre 1948 y 1993.
Los politólogos han recomendado por mucho tiempo el VUT como uno de los sistemas electorales más atractivos.
La legislación electoral normalmente señala unos motivos detallados para rechazar papeletas de votación.
Ese tipo de decisiones debe estar sujeto a revisión judicial para prevenir abusos.
El escrutinio de votos finalizará únicamente cuando se hayan calculado los totales para el distrito electoral.
El sistema fue diseñado por privados y ONG en conjunto con el Tribunal Electoral de Salta, y se ha utilizado ya en ocho elecciones en dicha provincia, demostrando grandes beneficios en comparación al sistema tradicional.
La autoridad de mesa entrega una boleta al votante, la cual está en blanco y tiene un chip sin información.
En las ocho elecciones realizadas en la provincia de Salta, no se detectó diferencia alguna entre lo electrónico y lo impreso.
[9] La fórmula electoral puede definirse como el criterio que determina el ganador de unas elecciones.
En las elecciones presidenciales, el sistema electoral es la referencia que un candidato debe alcanzar para ser declarado elegido: ej.
La fórmula electoral afectará a muchas otras variables del proceso de las elecciones.
En una papeleta ordinal un votante puede alterar su voto entre la primera y segunda vuelta de unas elecciones.
Las papeletas ordinales se emplean en tan solo una cuarta parte del total mundial.
Sin embargo, ambas opciones serán igualmente válidas en el caso de fórmulas electorales (pluralidad o mayoría relativa) en distritos electorales plurinominales que empleen el voto múltiple que puede distribuirse entre los candidatos de distintas listas o el voto preferencial.
Las papeletas australianas son claramente aconsejables, sobre todo si el número de miembros a ser elegido es alto.
Este es el caso del voto alternativo y del voto único transferible, dado que ambos requieren una elección ordinal que no puede ser expresada con suficiente claridad en el sistema de papeleta y sobre.