En las elecciones para ocupar cargos estatales el sistema está especialmente reglamentado y controlado para evitar el fraude electoral.
En este recuento la única autoridad es el presidente de mesa, que es quien decide si algún voto debe ser declarado nulo o en blanco.
El escrutinio definitivo es el único que tiene validez legal y se realiza bajo la autoridad de un juez electoral neutral.
En casos extremos puede también ordenar una elección complementaria limitada a los ciudadanos incluidos en la mesa invalidada.
Una vez realizado el escrutinio definitivo y agotadas todas las apelaciones que pudieran haber realizado los partidos políticos, se confecciona el resultado definitivo, único legalmente válido, y la atribución de los cargos a los candidatos victoriosos.