Como tal, es agradable y amena, aunque no tan innovadora como las obras que vendrían después.
No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.
El movimiento lento inicial presenta un carácter serio, con una apertura formal tipo sonata a trío con dos líneas melódicas sobre un bajo independiente.
Esta entrada es similar a la de la Sinfonía n.° 11, aunque algunos oyentes pueden optar por escuchar los motivos con puntillo como alegres, casi como un divertimento.
Está dividido en dos mitades repetidas como un movimiento de sonata, pero sin una repetición formal del comienzo; el material simplemente continúa desarrollándose.
[4][11] El segundo movimiento, Allegro molto, está en sol mayor, en compás de 4/4 y responde a una forma sonata también.
Todo ello, unido a su tamaño expandido (en cierto modo inferido por su tono), está calculado para ofrecer un Finale ligeramente más sobrio.