[5] Incluso después de su puesta en libertad (aunque sería encarcelado otra vez en 1982) fue mal visto en el cine soviético.
En 1948, fue acusado de haber tenido relaciones homosexuales (que eran ilegales en la URSS) con el agente del KGB Nikolái Mikava en Tiflis.
Fue sentenciado a cinco años de cárcel aunque sería amnistiado tres meses después.
Ella provenía de una familia musulmana tártara y se convirtió a la Iglesia Ortodoxa para casarse con Paradzhánov, lo que le traería fatales consecuencias, al ser asesinada por sus parientes poco después a causa de esta conversión.
Allí produjo varios documentales (Dumka, Manos Doradas, Natalia Uzhvy) y varios filmes narrativos: Andriesh (basado en el cuento del escritor moldavo Emilián Búkov), El tipo superior (un musical sobre las granjas colectivas), Rapsodia ucraniana (un melodrama de tiempos de guerra), y Flor en la piedra (sobre un culto religioso que se infiltra en una ciudad minera del Donbás).
[5] Al contrario que su siguiente película, El color de las granadas —con su musa, Sofikó Chiaureli— fue bastante bien recibida por las autoridades soviéticas.
Un ecléctico grupo de artistas, cineastas y activistas protestó en apoyo de Paradzhánov, aunque con poco resultado (entre ellos, Yves Saint-Laurent, Françoise Sagan, Jean-Luc Godard, François Truffaut, Luis Buñuel, Federico Fellini, Michelangelo Antonioni, Andréi Tarkovski y Mijaíl Vartánov).
"[8] Tras su vuelta a Tiflis, los censores soviéticos lo vigilaban de cerca, impidiéndole continuar con sus proyectos cinematográficos y orientándolo hacia las labores artísticas que había desarrollado durante su tiempo en el campo.
[9] En 1984, la suavización del régimen de la Unión Soviética permitió a Paradzhánov continuar su labor cinematográfica.
En 1988, Paradzhánov realizó otra película ampliamente premiada, Ashik Kerib, basada en una historia de Mijaíl Lérmontov.
Paradzhánov se dedicó entonces a un proyecto que resultó ser demasiado monumental para el estado de su salud.
Entre las personalidades que lamentaron su fallecimiento cabe contar a Federico Fellini, Tonino Guerra, Francesco Rosi, Alberto Moravia, Giulietta Masina, Marcello Mastroianni y Bernardo Bertolucci.
Al no encuadrarse su obra en las reglas del realismo socialista (el único estilo artístico permitido por las autoridades de la URSS), y debido a sus posturas polémicas, las autoridades del cine le denegaron el permiso para rodar en diversas ocasiones.