En el acta fundacional se nombró Presidentes de Honor a los entonces Jefe del Estado Francisco Franco y Arzobispo de Valladolid, Antonio García García.
Al año siguiente vistió un curioso hábito formado por verde y capa encarnada y terciada, con turbante trenzado en verde y rojo del que surgía un velo que cubría el rostro, colores inspirados en el hábito que porta San Juan en el mencionado paso.
Esta congregación tenía por misión acompañar y ayudar a bien morir a todas las personas que así lo desearan, incluso los reos condenados a muerte, así como recorrer el vecindario pidiendo limosna para abonar el entierro de los que no disponían de medios.
La cofradía no cumplió con los pagos y la viuda del escultor, María Pérez, pleiteó con ella después de fallecer su esposo, constando que en 1661 reclamó por este concepto unos mil ducados.
Sin embargo, esta temática no llegó a explorarse en profundad hasta el siglo XIX, tanto por la complejidad y coste de estas escenas como por el arraigo que en España tenía la tradición tardomedieval de teatralizar el Descendimiento, a través de las ceremonias del Desenclavo.
Este altar presenta una estructura casi teatral, con elementos que disminuyen en profundidad y bambalinas, al mismo tiempo que las paredes y el suelo tienden a acercarse, formando una suerte de sepulcro destinado a albergar la imagen, que estaría fuera de la vista en determinadas épocas del año.
Poseía una corona y siete cuchillos clavados en el pecho, elementos que fueron suprimidos en la última restauración.
El Viernes Santo a las 19:30 horas), la cofradía alumbra su paso titular.
En todas sus procesiones, el acompañamiento musical corresponde a su Banda de Cornetas y Tambores.
El tercer misterio se reza frente a la casa natal del beato.
En el mes de mayo celebra el Triduo en honor a la Virgen de la Amargura y, en noviembre, una misa por los cofrades difuntos, con especial mención a los del mismo año.