El gesto y su identificación con la cultura romana se desarrollaron aún más en otras obras de arte neoclásicas.
El gesto se desarrolló aún más en la cultura popular durante finales del siglo XIX y principios del XX en obras de teatro y películas que retrataban el saludo como una antigua costumbre romana.
Estas incluyeron la película italiana de 1914 Cabiria, cuyos intertítulos fueron escritos por el poeta nacionalista Gabriele d'Annunzio.
En 1919, d'Annunzio adoptó el saludo representado cinematográficamente como un ritual neoimperial cuando dirigió la ocupación de Fiume.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, mostrar la variante nazi del saludo ha sido un delito penal en Alemania, Austria, Chequia, Eslovaquia y Polonia.
Semejante acción sirvió para inspirar a Benito Mussolini, líder del fascismo italiano, quien aprobaba las ideas de D'Annunzio y luego adoptó dicho «saludo romano» como elemento distintivo de sus seguidores.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el saludo romano quedó fuertemente asociado con las ideas del fascismo, nazismo y franquismo, por lo cual su utilización fue rechazada en casi todo el mundo, inclusive en países que lo habían adoptado por mantener relaciones amistosas con el Eje, como España, donde el régimen de Francisco Franco dejó de emplear oficialmente el saludo romano poco después de 1945.
[5] En el siglo XXI, suele usarse por parte de grupos neonazis, neofascistas y neofranquistas.
Recientemente el futbolista italiano Paolo Di Canio causó gran controversia el año 2005 cuando usó el saludo romano para dirigirse a los hinchas del club Società Sportiva Lazio al terminar varios partidos de la Primera División del fútbol italiano.
Se utiliza el saludo romano durante el juramento a la bandera en algunos países como Chile y México.