Este texto fue leído por Jean Sylvain Bailly, y el juramento fue votado por unanimidad, excepto por una voz, la de Joseph Martin-Dauch.
Pero para 1793 sólo tenía el esbozo del cuadro, y la convulsa vida política francesa había cambiado lo suficiente como para no identificarse demasiado con la obra.
Sin embargo, uno de sus discípulos se propuso acabarla a partir del esbozo realizado por su maestro.
Otros detalles son, por ejemplo, el señor vestido de blanco tras Robespierre, Dubois-Crancé, no relacionado con la revolución pero amigo del artista, caso similar al de sus hijos, en la primera ventana a la derecha.
David se ocupa también de dibujar las caras en detalle para que cada protagonista pueda ser reconocido individualmente.