El sacerdote es una persona que se dedica con una designación específica a realizar actos de culto en una religión, en ocasiones como intermediario entre los miembros de una comunidad religiosa y la divinidad a la que estos adoren.
[1] Se llama «sumo sacerdote» a quien ejerce la máxima autoridad religiosa en algunas confesiones, normalmente como heredero de alguna tradición histórica.
En muchas culturas, la casta sacerdotal constituía una clase social dominante, asociada o en ocasiones enfrentada al poder civil.
En las religiones politeístas, de las cuales se pueden poner como ejemplos destacados la de los antiguos griegos, los romanos, los aztecas, los antiguos egipcios y otros, el sacerdocio se especializa y cada divinidad tiene sus propios sacerdotes.
Se puede comentar el culto romano a la diosa Vesta que se encomendaba a sacerdotisas muy apreciadas por el pueblo romano, las vestales, que gozaban de numerosos privilegios.
Estaban distribuidos en diversas categorías que se distinguían por insignias particulares y por sus especiales cometidos.
Pertenecían a la primera clase los pontífices, augures, quindecenviros, arúspices, hermanos arvales, curiones, septenviros o epulones, feciales, etc.[2] Los pueblos de organización patriarcal han destinado a la mujer al cuidado hogareño y su función maternal, reservando los cargos religiosos al varón.
Solo está permitida la figura de sacerdotisa en iglesias pertenecientes a la Comunión anglicana.
En la concepción judía, Yavé hizo un pacto con los israelitas, para que fueran ellos un "pueblo elegido", depositarios de las verdades reveladas por Dios.
La religión cristiana concibe el sacerdocio también desde una perspectiva bíblica que llega a ser otra interpretación de la doctrina levítica.
Dado que Cristo es Sumo Sacerdote y su sacerdocio es perpetuo, se convierte en el Redentor.
El papa Pablo VI suprimió las órdenes menores reordenándolas como ministerios propios de los laicos, como en la práctica solían ejercerse -lector y acólito-, para que solamente fueran ya no mayores, sino directamente y de manera más coherente órdenes los tres grados del sacramento del Orden: (diaconado, presbiterado y episcopado) como se ha descrito anteriormente.
De esta manera, actualmente se ingresa en el clero mediante la ordenación diaconal.
La Iglesia católica considera el sacerdocio como una vocación o llamada de Dios.
El candidato al sacerdocio ingresa en un seminario, institución educativa reservada a esta finalidad.
En el uso común hispano parlante, al sacerdote católico se le suele denominar 'padre'.
A los sacerdotes anglicanos se les suele llamar «curas», y aunque en ocasiones se les llame pastores o ministros, estos apelativos no son correctos, ya que estos contienen la sucesión apostólica ininterrumpida desde que Cristo fundó su Iglesia (estas ordenaciones son validadas por las iglesias veterocatólicas y algunas iglesias ortodoxas).
Esto se llama «sacerdocio universal», doctrina que defendió Martín Lutero.
El sacerdocio Aarónico se divide en 3 oficios, los cuales son: diácono, maestro, presbítero y obispo.
[4] El sacerdocio de Melquisedec se divide en 5 oficios, los cuales son: élder, sumo sacerdote, patriarca, Setenta y Apóstol.
Ahora bien, a diferencia de otras denominaciones cristianas, los Testigos de Jehová usan indistintamente las palabras "Anciano" y "Superintendente" para referirse al mismo puesto, por lo que un "Anciano" es lo mismo que un "Superintendente" y viceversa.
En este caso el budismo no reconoce un sacerdocio de manera doctrinal, sino un magisterio ejercido por los monjes como guías hacia la verdad.
Pero no existe un intermediario entre el hombre y su propio destino dentro del budismo.