Síndrome de abstinencia
En estos casos la dependencia se entiende como la necesidad subjetiva de realizar imperativamente la conducta para restaurar un equilibrio homeostático.[2] Aunque los síntomas varían en forma e intensidad de acuerdo con el producto empleado y el tiempo que lleva desarrollándose la dependencia, en todos los casos se debe a que se ha alterado el funcionamiento normal del sistema nervioso.Cabe destacar que el abuso de sustancias no siempre crea dependencia física, sino psicológica, la cual se basa en el deseo continuo de consumir un químico para hacer frente a situaciones que generan malestar.[3] Son fármacos depresores de la actividad nerviosa, como benzodiacepinas, barbitúricos, glutetimida, cloralhidrato y meprobamato que se prescriben con receta médica para controlar la ansiedad o inducir el sueño, pero que al tomarse en altas dosis o por periodos prolongados generan adicción.Al interrumpir su consumo cuando hay dependencia se desencadena una reacción grave, aterrorizante y potencialmente mortal, muy parecida al delirium tremens, cuyos síntomas principales son debilidad, malestar general, depresión, temblores, deshidratación, delirio, insomnio y alucinaciones.La adicción a estos estimulantes del sistema nervioso suele iniciar cuando se administran como medicamentos para bajar de peso, aunque la metanfetamina y el MDMA o éxtasis han alcanzado amplia difusión en el mercado ilegal.La tolerancia se desarrolla rápidamente y las reacciones de abstinencia incluyen cansancio, depresión, insomnio, somnolencia, flujo nasal, ansiedad, náuseas y vómitos, debilidad, tos o estornudos, pensamientos suicidas o sentimientos negativos hacía uno mismo o sentir no valer nada y cambios en el carácter a veces violento; en ocasiones hay alucinaciones.Su abstinencia genera depresión, ansia de consumir drogas, fatiga, dificultades para dormir o dormir mucho, aumento del apetito y de peso, movimientos lentos o súbitos y sueños vívidos desagradables.Cuando una mujer embarazada es adicta, las sustancias que consume llegan al torrente sanguíneo del feto a través de la placenta.Al nacer, la dependencia del bebé respecto a la droga continúa, pero no su administración, por lo que padece diversos trastornos en su sistema nervioso y en su organismo en general.Nuevamente, en cada caso se debe considerar cuál es la sustancia empleada por el paciente, ya que de ello dependerán las medidas a seguir: Alcohol.También son importantes el apoyo emocional y la terapia psicológica para superar la dependencia a la nicotina, por lo que es altamente recomendable acudir a una clínica antitabaco, donde se brinda tratamiento integral al paciente, siempre de acuerdo con sus características.La sustitución de estas sustancias por metadona es el principal procedimiento para superar la abstinencia; de hecho, este fármaco es también un narcótico, pero genera alteraciones menores, se toma con menos frecuencia y puede disminuirse la dosis poco a poco.Entre estos se encuentra el programa «12 pasos», inspirado en el sistema empleado por Alcohólicos Anónimos, y que busca la abstinencia total.No ayuda hablarle de manera calmada, ya que esto puede agitarle todavía más.Los bebés con este problema son irritables y es difícil consolarlos, por lo que envolverlos en una manta durante estos episodios puede ayudar.En caso de vómito o diarrea, se administran líquidos por vía intravenosa para evitar deshidratación.Hay numerosas técnicas para dejar el hábito tabáquico, como terapias de grupo, parches, chicles y meditación.