El proyecto fue originalmente planteado durante la década de 1960 y se estancó tras las últimas dictaduras militares en ambos países.
Este último emplazamiento, que le da nombre al proyecto, es el más frecuentemente considerado en la actualidad, debido al menor costo económico, ecológico y habitacional que supone.
Inicialmente se habían proyectado dos embalses, uno frente a la localidad argentina de Corpus y la otra, aguas arriba, frente a la localidad, también argentina de Puerto Libertad.
[5] La segunda opción resultaba la más económica como inversión inicial, pero fue descartada por las características del subsuelo, que no podría soportar la cimentación de una represa de grandes dimensiones.
Por otro lado, estaba ya en construcción la represa de Itaipú, que no se ubicaba directamente al sur de los saltos del Guayrá, sino varios kilómetros al sur, y con una cota inferior.
[12] Pese a que el costo estimado para la ubicación en Itacuá era mayor, los gobiernos argentino y paraguayo consideraron prioritario maximizar la producción de energía eléctrica, por lo que se decidieron a apoyar la tercera opción.
[9] En 1980 se inició el desarrollo del proyecto ejecutivo de la represa de Corpus Christi, incluyendo factibilidad técnico-económica y financiera, que se dio por terminado en 1983.
Catorce meses más tarde, comunicaron a sus gobiernos la conclusión del estudio, anunciando que el proyecto ejecutivo Itacuá estaba listo para licitar su construcción.
Se realizó una importante concentración en la localidad de Corpus, que contó con el apoyo del obispo Joaquín Piña y del premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.
Sostuvieron, también, que se presentaron exclusivamente datos sobre el proyecto en su ubicación en Itacuá, soslayando los datos de las ubicaciones en Itacurubí y Pindoí, mucho menos dañosos para el medio ambiente, aunque el resultado del plebiscito negaría la posibilidad de la construcción de cualquier represa en cualquier lugar del Río Paraná.
El resultado fue un contundente No, que triunfó por el 88,63% de los votos válidos, es decir el 55,7% del padrón electoral total.
Pocos días después, la legislatura sancionó la ley 3.294, que prohibía la construcción de cualquier represa sobre el río Paraná.
Respecto al plebiscito vinculante, adujeron que el proyecto a ejecutarse no sería el del emplazamiento original en Itacuá, por el cual se había realizado la consulta al pueblo misionero.
Ese mismo año se licitó el estudio de Impacto Ambiental del proyecto Corpus, que fue adjudicado al Consorcio Harza-Iatasa-Tecma, a un costo de US$ 681 000.
[11] La crisis económica que estalló con la máxima virulencia a fines de ese año pospuso la discusión del proyecto.
[20] Los candidatos a gobernador en las elecciones del año 2007 coincidieron en su apoyo a la construcción del proyecto Corpus en la localización de Pindoí, aunque condicionándolo al resultado de un nuevo plebiscito.
[15] Entre los más entusiastas defensores del proyecto se contó el intendente de Corpus, Ignacio Nemeth, que —ocupando el mismo cargo— se había opuesto al mismo en 1995 y 1996.
[11] Nemeth consideró que el beneficio económico para su municipio en forma de regalías sería muy importante, y que debería reglamentarse su inversión exclusivamente en educación, salud, turismo y obras públicas dentro del pueblo.
Pero se trata de dos emprendimientos enteramente diferentes: Yacyretá es una represa de llanura, con una extensa e importante área inundada y gran impacto en el hábitat y la biodiversidad.
El embalse de Corpus, en cambio, estaría contenido por empinadas y estrechas costas, con escaso impacto ambiental.
[28] Cualquiera fuera su emplazamiento, el proyecto ha sido concebido con los siguientes fines: El principal beneficio esperado para la República Argentina es la generación de energía eléctrica a muy bajo costo, ya que se ha calculado el monto de la inversión necesaria para producir 1 kW en torno a los US$ 1000, apenas la cuarta parte del costo resultante de la inversión ya hecha en Yacyretá.
Con Yacyretá en su cota final (83 m s. n. m.), el río solo es navegable hasta unos 5 km arriba de Itacua por barcazas.
Con el nuevo embalse se vería muy facilitada la navegación fluvial, un sistema de transporte más eficiente, seguro y competitivo que el actualmente predominante, en que se utilizan camiones en forma masiva.
El sistema de transporte fluvial permitiría llegar con buques de calado medio hasta Foz do Iguazú y Ciudad del Este, con beneficios para las localidades ribereñas.
[31] No obstante, se espera que la provincia de Misiones solicite ser beneficiada por un acuerdo similar al establecido entre el gobierno nacional y la provincia de Santa Cruz acerca del futuro complejo hidroeléctrico La Barrancosa-Cóndor Cliff, que fija las mismas en el 50%, basando su reclamo en que alrededor del 75% de la electricidad sería utilizada fuera de la provincia.
Resulta especialmente notorio el efecto que tendría el llenado a 105 m s. n. m. sobre las cataratas del Iguazú: el efecto remanso haría perder 4 m a los saltos principales, disminuyendo el efecto de pulverización del agua y sumergiendo el desembarcadero de la isla San Martín, que da acceso a algunos de los más hermosos miradores de ese centro turístico.