Cuando el virus se esparció fuera de China, otros países instituyeron medidas similares.
[16] En las ocho economías más grandes del mundo (Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Francia, España, Italia y Alemania), la deuda corporativa total fue de alrededor de $ 51 billones en 2019, en comparación con $ 34 billones en 2009.
[18] El mercado de bonos corporativos se centró históricamente en los Estados Unidos.
Dos tercios del crecimiento global de la deuda corporativa se produjeron en los países en desarrollo, en particular en China.
[19] En diciembre de 2019, Moody's Analytics describió la deuda corporativa china como la "mayor amenaza" para la economía global.
[27] Desde 2018, Trump ha abogado por aranceles (no solo contra China) para reducir el déficit comercial de Estados Unidos y promover la manufactura local, diciendo que el país había estado «siendo estafado» por sus socios comerciales; la imposición de tarifas se convirtió en un importante aspecto de su campaña presidencial.
Aunque algunos economistas y políticos argumentan que el persistente déficit comercial de Estados Unidos es problemático, muchos dicen que no es un problema[28] y pocos abogan por las tarifas como una solución.
[42] Los gobiernos nacionales o regionales ordenaron el cierre de establecimientos no esenciales, y que los ciudadanos permanecieran en sus hogares, saliendo únicamente para trabajar —si estuviese exceptuado— o para adquirir necesidades básicas (alimentos, medicinas, etc.).
Las medidas encompasaron a más de la mitad de la población mundial, y provocaron que muchas industrias, fábricas y empresas de todo tipo reduzcan su actividad habitual, trabajen en condiciones restringidas; e incluso cesen temporal o definitivamente sus actividades, especialmente en establecimientos no esenciales como ser: restaurantes, bares, centros educativos, centros comerciales, cines, negocios minoristas y toda actividad o evento que implique aglomeraciones; causando por ende un gran impacto socioeconómico en gran parte del mundo.
[43] Aunque hasta ahora se mantiene la representatividad de hombres y mujeres en los sectores en su conjunto, sí se observa un efecto composición en las mujeres ocupadas, que reducen su peso en la hostelería frente a una subida en las actividades sanitarias y de servicios sociales.
La pandemia de COVID-19 provocó, entre otras cosas, un impacto socioeconómico a nivel global.
Durante los primeros meses, cuando la epidemia se limitaba casi exclusivamente a China, se produjo escasez generalizada de productos farmacéuticos,[52] electrónicos[53] y otros productos manufacturados debido a la paralización de numerosas fábricas en China.
El índice estadounidense S&P500 recuperó su valor anterior a la pandemia en junio[71] y en noviembre se batió el récord de subida mensual en las principales bolsas del mundo.
[72] Además de las acciones, también subieron fuertemente otros activos como el oro[73] y las criptomonedas.
[94][95] Los mercados durante la semana siguiente (del 2 al 6 de marzo) se volvieron extremadamente volátiles, con oscilaciones del 3 % o más por sesión diaria (excepto el 6 de marzo).
[98][99] Esto se conoció coloquialmente como Lunes Negro (Black Monday en inglés), y fue la peor caída desde la Gran Recesión en 2008.
Wall Street experimentó su mayor caída porcentual en un solo día desde el Lunes Negro de 1987, y el FTSE MIB cayó casi un 17 %, convirtiéndose en el mercado más afectado durante el Jueves Negro.
[109] En varios países, se espera que la tasa de desempleo supere el 10 %, pero las naciones más afectadas por la pandemia COVID-19 tendrán tasas de desempleo aun más altas.
[110][111][112] El mundo en desarrollo también se está viendo afectado por una caída en las remesas,[113] exacerbando las crisis alimentarias globales.
[123][124][125] El modelo del Banco Mundial sugiere que en algunas regiones no se logrará una recuperación total hasta 2025 o más allá.