[10] Los conflictos armados en la región de Medio Oriente y el Norte de África, —Argelia, Bahréin, Egipto, Irán, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Mauritania, Marruecos, Omán, Palestina, Catar, Arabia Saudí, Sudán, Siria, Túnez, Emiratos Árabes Unidos y Yemen—, tienen una incidencia profunda y a largo plazo en la continuidad de la producción y distribución de alimentos, tanto para aquellos países donde el conflicto se desarrolla como para sus vecinos.
[15] A medida que la pandemia se extiende, algunos países han comenzado a restringir sus exportaciones de productos básicos, lo que podría resultar en un riesgo para la seguridad alimentaria de los países importadores.
En paralelo, la recesión global que se anticipa podría generar un impacto negativo en las economías emergentes que dependen de la exportación de materias primas.
[16] La FAO advirtió que en América Latina y el Caribe se producirán alteraciones en la demanda, producto de la reducción del poder adquisitivo de la población y en la oferta por alteraciones en el acceso a insumos o capital.
[17] En paralelo, se estima que las personas que habitualmente desarrollan tareas vinculadas a la hotelería y el turismo, se trasladarán hacia entornos rurales al haber perdido sus fuentes de ingreso por el cierre masivo de esos servicios.
[18] Según Arif Husain, economista del Programa Mundial de Alimentos (WFP) la pandemia puede tener consecuencias mucho más graves en aquellos países con grandes sectores en situación de inseguridad alimentaria, dado que "la desnutrición aumenta la vulnerabilidad a las enfermedades".
A esta situación se agregan dos factores adversos simultáneos: el aumento del precio de los alimentos que deben importar para cubrir sus necesidades y la disminución de los ingresos por turismo o exportaciones de materias primas causados por la crisis global.
[26] La Organización Internacional del Trabajo señaló que las políticas nacionales e internacionales para enfrentar la emergencia social y alimentaria derivada de la pandemia debían diseñarse sobre cuatro ejes: estimular la economía y el empleo; sostener empresas, empleos e ingresos; proteger a los trabajadores en ellugar de trabajo; y confiar en el diálogo social para encontrar soluciones.