Rías de Galicia

Las rías tienen una gran importancia pesquera (la costa gallega es una de las zonas pesqueras de mayor relevancia internacional) y turística (por sus entornos paisajísticos y playas).Las rías Altas comprenden las del Eo o de Ribadeo, Foz, Vivero y del Barquero, en el mar Cantábrico (es decir, al este del cabo Ortegal como punto de referencia de separación entre el mar Cantábrico y el océano Atlántico).También se suelen incluir en las rías Altas las a veces denominadas medias o centrales, entre las que se incluyen las rías de Ortigueira, Cedeira, Ferrol, Ares, Betanzos, La Coruña, Corme y Lage y Camariñas.[1]​[2]​ Las Rías Bajas, todas en la fachada atlántica y situadas al sur del cabo Finisterre, son de mayor tamaño.Así, a finales del Mesozoico, la costa peninsular atlántica y cantábrica quedaron definidas geomorfológicamente como en la actualidad.Durante el Paleoceno, esa nueva costa fragmentada fue modelada por la acción fluvial de incisión, algo que sería más marcado en la fachada atlántica de la península que en la cantábrica.Así, la litosfera se enfrió progresivamente a medida que avanzaba la línea de ruptura del Atlántico.Durante el Terciario, la parte oeste peninsular se fue hundiendo por acumulación de sedimentos en su plataforma continental.[1]​[2]​ Las rías no llegaron a estar cubiertas por el mar hasta aproximadamente el Neógeno.Por contra, en otoño e inverno, la costa galega está dominada por la Corriente Ibérica Polar (abreviado e en inglés, IPC), que es de agua salada, caliente y exterior a la costa.Por el contrario, durante el invierno, el agua IPC que ingresa a las rías aumenta la salinidad del agua y provoca la reducción de la concentración de nutrientes.
Carta náutica de 1787 con las diferentes rías gallegas.
La ría de Arosa es la mayor ría gallega en superficie.
Boca de la ría da Coruña, entre la Torre de Hércules y el faro de Mera .