[1] Está compuesto por una serie de tramos cortos soportados por dichos marcos.
[3] A finales del siglo XX, máquinas como las traíllas hicieron más barato construir directamente un relleno de gran altura en lugar de construir primero un caballete desde el cual volcar el relleno.
Con la conversión a las locomotoras diésel se resolvió este problema, pero los puentes de madera también podían ser destruidos por incendios premeditados o verse afectados por incendios forestales en su entorno.
Esta configuración permite alcanzar alturas elevadas de forma económica, distribuyendo eficientemente las tensiones impuestas.
Los caballetes se terminaron en 1936, después de la construcción del aliviadero.
También se construyeron en madera muelles elevados sobre caballetes apoyados en marcos rígidos para soportar vías del ferrocarril, que se utilizaban para descargar materiales granulares (como minerales o cereales) a otros trenes o barcos situados por debajo de la estructura.
Pocos caballetes de madera sobrevivieron hasta el siglo XX.
Dos que lo hicieron, y que todavía están en uso, cruzan el Afon Mawddach en la costa de Gales a unas pocas millas de distancia, en Barmouth y Penmaenpool.
Este cruce permite evitar que el tráfico ligero recorra una gran distancia alrededor del estuario para cruzar utilizando un segundo puente de caballetes, en Penmaenpool, que también es un puente de peaje; o que el tráfico pesado deba desviarse hasta Dolgellau, aún más arriba en el estuario.
Los caballetes en hierro fundido o forjado se utilizaron durante el siglo XIX en la red ferroviaria en desarrollo en el Reino Unido.
En Estados Unidos un ejemplo destacado era el Puente de Kinzua en Pensilvania.
[17] El nuevo Puente Alto Kate Shelley en Iowa utiliza caballetes de hormigón.