[1] El equipo encargado de redactar el diseño primera fase hasta ahora ejecutada estuvo encabezado por los arquitectos catalanes Enric Batlle y Joan Roig.
El nombre alude al terreno bajo, cenagoso y periódicamente inundado de esta zona.
A partir de entonces los únicos accesos a la zona consistían en pequeñas y difíciles sendas que imposibilitaban el uso público y disfrute del humedal por parte de los ciudadanos.
Los árboles fueron plantados en filas para evitar cualquier apariencia de un entorno natural.
Las zonas deportivas se construyeron en los niveles superiores y más accesibles, cerca del campus universitario para servir a los estudiantes.
[7] El parque, diseñado como jardín botánico que representa toda la flora mundial desde la Antártida hasta el Polo Norte, alberga una gran cantidad de especies de árboles autóctonos y ribereños del océano Atlántico.
[nota 2] Este malecón perteneció al puerto de Santander y fue construido en el siglo XV.
[7] El parque combina la historia, la geografía y la biodiversidad de la cultura atlántica.
Por otro lado también se ha producido un incremento negativo de especies invasoras o exóticas, como patos domésticos, cangrejo americano, tortuga de Florida o carpas doradas, liberadas por los ciudadanos.
[10] Una proliferación que producen un grave perjuicio a la fauna autóctona al desplazarla.
[9] En cuanto a las especies botánicas algunas especies de árboles plantadas han sido las siguientes: En el plano político la polémica vino dada por el modelo de parque que se decidió desarrollar.
ARCA, asociación ecologista crítica con el proyecto, afirmó que «en lugar de un modelo naturalizado, paisajístico y social, se ha introducido otro arbitrario, artificioso, rectilíneo, fundamentalmente ornamental».
Esta cifra puede variar, y el gobierno regional estudiará si extiende su financiación en la segunda fase del proyecto, aún por desarrollar.