Coudenhove-Kalergi vio al estado paneuropeo como una futura "quinta gran potencia", en oposición explícita a la Unión Soviética, "Asia", Gran Bretaña y los Estados Unidos (como tal, excluyendo explícitamente tanto a las islas británicas como a Europa del Este desde una noción de "paneuropeo").El movimiento de unificación europeo más antiguo es la Unión Paneuropea, fundada en 1923 con la publicación del libro Paneuropa de Richard von Coudenhove-Kalergi, quien también se convirtió en su primer presidente (1926-1972), seguido por Otto von Habsburg (1973-2004) y Alain Terrenoire (desde 2004)."Paneuropeos" notables incluyen a Konrad Adenauer, Robert Schuman y Alcide De Gasperi.Según Jean-Baptiste Duroselle,[16] "ha habido, como los hombres piensan, una inmensa variedad de Europa".Paul Valéry cita tres herencias principales para definir la identidad europea: la democracia griega, la ley romana y la tradición judeocristiana.Las encuestas del Eurobarómetro muestran que las identidades europeas y nacionales tienden a agregarse en lugar de descartarse.Sin embargo, esta tendencia no es geográficamente homogénea: El 63% de los británicos favoreció su nacionalidad única (que ha sido una de las principales explicaciones del voto al Brexit), frente al 27% luxemburgués.La democracia, los derechos humanos, la libertad de movimiento y el euro son los más citados.En 1997, la Comisión Europea distribuyó una tira cómica titulada The Raspberry Ice Cream War, dirigida a niños en las escuelas.y la formación de identidad (¿qué hace que las personas se sientan europeas?.La campaña de presentación del dominio .eu utiliza específicamente el lema "Su Identidad Europea".[36] El programa Cultura financia otras actividades culturales para fortalecer la identidad común europea.[37] Hoy hay acalorados debates políticos sobre si se permite o no la entrada de inmigrantes a Europa, según qué criterios.El debate también trata sobre si integrar o asimilar a las personas que vienen de culturas muy diferentes, y cómo hacerlo.Los guyaneses franceses, por ejemplo, son ciudadanos europeos a pesar de que nacen y viven en América del Sur.Para enfrentar esta dificultad, la vaguedad es necesaria: el Tratado de Lisboa menciona, por ejemplo, "herencia cultural, religiosa y humanista".[40] Además, sería ilusorio imponer un principio de homogeneidad cultural a los estados con diversas identidades nacionales.Según Raymond Aron,[43] la construcción puede ser anterior al sentimiento europeo, pero lo último es esencial para evitar una Europa ficticia, una Europa que solo sería una palabra sin sentido en la que la gente no se reconoce a sí misma.Esta idea está respaldada por Jacques Delors en 1992, quien escribe que es necesario "dar a Europa un alma, (...) una espiritualidad, un significado" más allá de las simples realidades económicas y administrativas.