En ese puesto, enfrentó los malones de la época del cacique ranquel Mariano Rosas.
A órdenes del coronel Ambrosio Sandes, uruguayo también, participó en la campaña de las fuerzas porteñas contra el interior y sus caudillos.
Media hora más tarde, apareció Irrazábal en el rancho, sumamente exaltado.
Por su proeza, recibió las felicitaciones de Sarmiento y del presidente Bartolomé Mitre.
Semanas más tarde, hizo una excursión por el Valle Fértil, persiguiendo a algunos seguidores del Chacho, como Berna Carrizo y Agüero.
Pero sus superiores se consideraron muy honrado de tener alguien como él en sus filas y rechazaron su renuncia.
Tuvieron que retirarse a Catamarca, mientras el coronel Felipe Varela entraba en La Rioja.
Irrazábal ocupó un cargo secundario en la batalla, victoria del bando de Mitre, y destruyó sus caballos tratando de alcanzar a Sebastián Elizondo, que les había quitado las reservas.
Enseguida avanzó hacia Chilecito; en el camino torturó hasta la muerte a varios montoneros.