Parte de la comunidad científica continúa utilizando C. gigas, que es considerado como un sinónimo adecuado aún.
[6] M. gigas es una especie estuarina, prefiere sustratos firmes del fondo donde queda adheridos a las rocas, desechos y conchas desde la zona intermareal más profunda, hasta profundidades de 40 m. Sin embargo, también pueden hallarse en fondos arenosos y lodosos.
[6] La concha de M. gigas varía mucho según el entorno en el que se encuentre, es decir, posee cierta plasticidad fenotípica.
Sus grandes pliegues radiales redondeados son a menudo extremadamente ásperos y afilados.
Las dos valvas de la concha son ligeramente diferentes en tamaño y forma, siendo la derecha moderadamente cóncava.
Valvas derecha e izquierda del mismo ejemplar: El color de la concha es variable, generalmente blanco pálido o blanquecino, pero pudiendo ser blanca completa, negra, dorada, mixtos o parciales.
Nota: Las ostras hembras pueden transformarse en machos cuando el alimento escasea, por ejemplo, cuando se encuentran en situación de hacinamiento.
[6] Una ostra japonesa no perturbada por el humano, es decir en la naturaleza, puede llegar a 30 años de edad.
En los últimos años ha sido protagonista como organismo modelo de estudio para el estudios biomoleculares y genómicos que apuntan a la compresión biológica y a la mejora de las características génicas.
Solo existen en humanos 17 de éstas proteínas , mientras que las ostras presentan una expansión de 88, un rango considerable de diferencia que explica la gran tolerancia a los choques térmicos que experimenta M. gigas; adicionalmente la expresión también es alta en: Peróxido dismutasa extracelular, importante para la defensa contra el estrés oxidativo; genes indispensables para la defensa contra patógenos y Lectina tipo C y fibrinógeno, colaboradores en la respuesta inmune.