Evento al que asistían quinientos invitados entre empresarios, diplomáticos, religiosos, militares y políticos.
Los catorce terroristas ingresaron por la propiedad colindante que se encontraba vacía, dinamitaron la pared limítrofe avanzando al terreno de la residencia.
Durante el tiempo que duró la crisis, el Perú fue el centro de la atención del mundo entero.
Durante la crisis, que se prolongó hasta abril del año 1997, el Gobierno no podía arriesgarse a efectuar en lo inmediato un movimiento militar que pudiera poner en riesgo la vida de los secuestrados por las presiones nacionales e internacionales.
Durante los 126 días que duró la toma de la residencia, el Gobierno mostró una apertura para negociar.
El entonces ministro de Educación, Domingo Palermo Cabrejos, fue nombrado negociador durante la crisis y actuó en busca de una salida pacífica, visitando a los rehenes y negociando con su líder Néstor Cerpa Cartolini.
Durante las mañanas, el Ejército propalaba marchas militares con megáfonos en los alrededores de la casa.
Dos comandos también murieron, uno de ellos, según algunos testimonios, protegió al canciller Francisco Tudela mientras este escapaba por la azotea; los comandos que murieron fueron el teniente coronel Juan Alfonso Valer Sandoval[13][14] (quien murió al proteger con su cuerpo al canciller Francisco Tudela)[15] y el capitán Raúl Gustavo Jiménez Chávez.
Durante el evento asistieron los ministros de Estado, exrehenes del MRTA, entre otras autoridades e invitados.
[24] En 2024, la presidenta Dina Boluarte elaboró un proyecto para ofrecer bonificaciones económicas mensuales a los participantes de la operación.
[35] Si bien la Corte IDH determinó que la responsabilidad fue parcial según Gestión,[36] no se ordenó pagar el pago de indemnización alguna pero sí el tratamiento psicológico hacia el hermano de Cruz Sánchez.