En general, un odónimo forma parte de una dirección postal (pero ello no está sistematizado en todos los casos); los edificios y las casas a lo largo de una vía o camino pueden estar identificados por un número para así permitir una identificación individual más sencilla.
Pero naturalmente esto no se cumple en todos los casos ni está siempre sistematizado de la misma manera.
Ciertas vías se nombran sin adjuntarle el término genérico, por ejemplo, The Mall en Londres, Reino Unido.
Un odónimo también puede incluir la dirección de un punto cardinal, como este, oeste, norte, sur, o los cuadrantes noroeste, noreste, suroeste, sureste.
Estas indicaciones son particularmente útiles en las ciudades cuya construcción se ha hecho siguiendo un plan en damero, pues en este caso se aporta mucha información útil con una dirección como, por ejemplo, East Roosevelt Boulevard, o 14th Street NW.
Otros calificativos complementarios y aclaratorios también podrían agregarse en ciertos casos, como, por ejemplo, «alto/bajo», «viejo/nuevo», «prolongado/prolongación», «rectificación», etc.
En el Reino Unido por su parte, la ruta entre Oxford y Banbury cambia de nombre cinco veces, pero lo curioso de este caso es que Banbury Road y Oxford Road se alternan a medida que se avanza en el camino.
Una variante consiste en nombrar una vía según las zonas o ciudades que la misma une.
La inventiva humana también ha conseguido llamar a una vía con el nombre de la zona que evita.
Tanto vías como plazas y otros espacios llevan como nombre cierta fecha particular, en recuerdo a un suceso histórico ocurrido precisamente un día como ese de un año ya pasado.
Este sistema es utilizado asimismo en ciertas zonas urbanas que no siguen estrictamente un plan en damero, por ejemplo, en el condado de Arlington, en Virginia.
Los nombres de vías puede que cambien con el curso del tiempo y debido a numerosas razones.
[11] Otro ejemplo, durante el período del llamado apartheid en Sudáfrica, varias calles próximas a embajadas de ese país en el extranjero fueron denominadas Nelson Mandela en honor a ese combatiente por la paz.
También pueden ser necesarios ciertos cambios de nombre por otras causas; por ejemplo, en París, la calle que se llamaba Pierre Curie fue rebautizada como Pierre et Marie Curie, en reconocimiento a que esta pareja de científicos fueron ambos muy competentes en sus investigaciones.
Una ciudad que sea un centro religioso, pondrá en relieve y destacará sus lugares santos, así como los centros y valores de la religión que acoge, «rue du Mausolée» o «place de la Miséricorde».
De manera similar, muchas ciudades anglosajonas utilizan la denominación «Paris Street» o «France Avenue» para indicar la calle donde se encuentra el teatro o las galerías de arte[cita requerida].
En efecto, no son muchas las personalidades que lograron imponer su nombre, al punto de pasar las barreras nacionales, y como excepciones pueden señalarse a Wolfgang Amadeus Mozart, Martin Luther King y John Fitzgerald Kennedy, o algunos santos venerados en todo el cristianismo, como Santa María, San Jorge y San Nicolás.
En fin, en esto del nomenclátor inciden mucho las tradiciones locales, que con frecuencia se apoyan en el medio natural anterior a la fundación o apertura de la vía.