Nuestra Señora de la Paz (El Salvador)

Estas tuvieron mucho éxito, pues se evangelizó a los indígenas y la mayoría asumió voluntariamente la fe cristiana.Se formaron comunidades que perseveraban en la oración y recibían los sacramentos.Y su importancia destacó debido a su puerto, cuyo camino era más seguro y menos arriesgado para llegar a las costas de Honduras y Nicaragua, el puerto de la mencionada localidad empezó a cobrar gran importancia en la zona, esto porque fungía además como sede para los misioneros.Dicha importancia como punto estratégico comercial les hizo blanco de saqueos e hurtos por partes de los piratas y bucaneros que surcaban la zona a mediados del siglo XVII.Pocos días después, otros mercaderes divisaron la misma caja y estimaron que algo útil e interesante podía contener.Tras intentos infructuosos de levantar del suelo al animal se procedió entonces a abrir la caja ahí mismo.La noticia se difundió inmediatamente; La región oriental de la Intendencia de San Salvador se encontraba en revueltas fratricidas en aquel momento, se dice que tan pronto la imagen fue reconocida y admirada por la población, estas terminaron inmediatamente, deponiendo las armas, a la vez que volvía la calma a los vecinos que desesperados llevaban tiempo en angustiosas situaciones de desorden.El único historiador que define un lugar específico es Jorge Lardé y Larín.Se manejan igualmente otras teorías, la más tradicional consideraba que tal imagen fue encontrada en la playa El Cuco (muy famosa entre la población de la urbe migueleña), pero hoy por hoy no parece tener mayor aceptación histórica por parte de los expertos.Estos serían los que se afirma darían origen al pueblo de Meanguera, en Morazán; Estos, en su peregrinación hacia el norte, al pasar por la ciudad de San Miguel no pudieron sacar un paso más a la mula de carga, obligándose a bajarle la misteriosa y pesada caja en la plaza central.Se refiere además que posterior al evento, en el cielo se dejó ver con toda la claridad la imagen de una palma formada por blancas nubes, cuyo pie fue a posarse en el inmenso cráter del turbulento volcán.Las autoridades vigentes en ese momento conocidas como Corporación Municipal, con distinguidos vecinos de la Ciudad, entre religiosos franciscanos y mercedarios, en nombre del pueblo agradecido formularon y juraron estos votos a su nueva Patrona: En enero del año 1833, El Salvador se encontraba nuevamente en una agitación por enfrentamientos internos de levantamiento popular, esta vez entre los llamados indios “nonualcos” dirigidos por Anastasio Aquino y las autoridades del gobierno militar en turno.Posterior a la sofocación de la insurrección indígena, el bando triunfador al mando del coronel Narciso Benítez junto a sus tropas y entró en la ciudad de San Miguel.La chispa eléctrica produjo un incendio que comenzó en el camarín de la mencionada entalladura, quemándole las vestiduras de la Imagen, ennegreciendo y ampollando el retoque, pero misteriosamente sin dañar las perfecciones escultóricas.Al saberse la noticia del hecho, y no obstante que por las calles se hacía difícil transitar por la tormenta eléctrica, al momento el templo se llenó de fieles.Posteriormente se llamó al escultor guatemalteco, D. Cipriano Dardón considerado el mejor de aquel país, para restaurar la imagen.Fuera de lo anterior no se ha podido confirmar ninguna hipótesis, aunado además está el dato que la mencionada imagen nunca ha sido reclamada o identificada con otra advocación anteriormente reconocida por parte de alguna comunidad católica europea, ni mucho menos mostrarse como los responsables de su erigimiento.En memoria de este acontecimiento se celebra cada aniversario con una Misa solemne en la Catedral migueleña y posteriormente una populosa procesión, que recorre las principales calles y avenidas de la ciudad.[6]​ GONZÁLEZ RUIZ, RICARDO: El Salvador de Hoy; Talleres Martínez; Año:1952 Segunda Edición; pág.CHARLAIX DE MUSCHENBORN, GINNY: San Miguel: Historia, tradiciones, Carnaval : una visión de San Miguel desde la prehistoria al Carnaval; Editor Artes Gráficas Publicitarias, 2010; ISBN 999239062X, 9789992390627; 1era Edic.