[1] Dentro de la ética normativa, existen tres posturas principales:[1] el consecuencialismo sostiene que las acciones se deben juzgar solo con base a si sus consecuencias son favorables o desfavorables.[1] En cambio, el utilitarismo, sostiene que una acción será moralmente correcta solo cuando sus consecuencias sean favorables para una mayoría.[1] Por ejemplo, cuidar a nuestros hijos es un deber, y es moralmente incorrecto no hacerlo, aun cuando esto pueda resultar en grandes beneficios económicos.Se incluyen en esta última los temas prácticos de mayor interés o actualidad en una sociedad, como la bioética.[5] La ética normativa siempre ha estado presente en el pensamiento occidental y se han propuesto distintas clasificaciones de sus doctrinas.[6] Las teorías éticas también se pueden distinguir según los criterios que utilizan para evaluar el bien moral.Según esta perspectiva, no existe valor positivo en sí mismo que pueda compensar el daño inherente de los desvalores.El consecuencialismo satisfaccionista añade otra capa de matiz, al proponer que no es necesario maximizar siempre el impacto positivo, sino actuar hasta alcanzar un nivel suficiente de impacto positivo.Estas diferencias no solo reflejan debates sobre la intensidad del compromiso ético que demanda el consecuencialismo, sino también cómo deben equilibrarse los intereses individuales y colectivos en la práctica moral.[9] Es decir, hay ciertos deberes que se deben cumplir más allá de sus consecuencias.Una acción puede ser moralmente correcta, aunque no produzca la mayor cantidad de bien, porque es justa por sí misma.La obligación se circunscribe a ese grupo, fuera del cual pierden la obligatoriedad.[21] «Obra sólo según aquella máxima por la cual puedas querer que al mismo tiempo se convierta en ley universal.Sin embargo, las funciones a realizar se cuentan entre las relativas al hecho de que seamos agentes morales.Como tal, la moralidad de mentir se determinaría caso por caso, lo cual se basaría en factores como el beneficio personal, el beneficio del grupo, y las intenciones (en cuanto a si son benévolas o malévolas).A veces se presume que la moralidad tiene algún tipo de fuerza vinculante especial sobre el comportamiento, aunque algunos filósofos creen que, utilizada de este modo, la palabra "debería" parece atribuir erróneamente poderes mágicos a la moralidad.La perspectiva del imperativo categórico sugiere que la razón adecuada siempre conduce a un comportamiento moral particular.Como se mencionó anteriormente, Foot en cambio cree que los seres humanos están realmente motivados por deseos.
Primera página de la edición de 1566 de la
Ética nicomaquea
en griego y latín, quizás el primer tratado de ética de las virtudes.
Los sentimientos como la vergüenza y el amor se consideran a veces el único sentido significativo en el que la moralidad es vinculante. En ausencia de esos sentimientos, una persona podría comportarse "inmoralmente" sin remordimiento.