Siempre mostró especial inclinación hacia los estudios filosóficos y fue envalentonado por el papa Pío VII para que se dedicase a esta disciplina y después por el papa Pío VIII para que se perfeccionara como escritor.Desde el año 1826 se transfirió a Milán donde estableció una amistad profunda con Alessandro Manzoni, quien afirmó de su amigo: «Es una de las seis o siete inteligencias que más honran a la humanidad».Sus escritos causaron la admiración también de autores como Niccolò Tommaseo y Vincenzo Gioberti.En ese mismo año es nombrado arcipreste de Rovereto aunque en 1835 debe abandonar la ciudad por presiones políticas.Rosmini aceptó estas determinaciones del Santo Oficio con virtud y obediencia filial.Rosmini desarrolló tesis filosóficas que buscaban contrastar la Ilustración y el Sensualismo mediante una propuesta metafísica.El ser ideal, como objeto del conocimiento humano, convierte en conocimientos posibles las actividades de la mente, cuando se dirige voluntariamente a las cosas o a otros objetos.Sin duda, Rosmini va más lejos en este punto de donde han solido quedarse filósofos de la Escuela, aunque quizá no se haya salido del ámbito iluminado por Agustín.Algo de divino hay en el hombre, algo divino es el hombre, si la esencia del ser ideal, intuido en exigida correlación intelectual humana, es eterna y necesaria.El cuerpo del hombre es un sentimiento fundamental que le resulta coesencial y coexistencial.Por gracia y obra del sentimiento fundamental es por lo que el hombre puede realizar, y de hecho realiza, todas las demás acciones, operaciones, funciones o actividades que se conocen con el nombre de sensaciones.El sentimiento fundamental corpóreo es al cuerpo del hombre lo que la idea mental de ser es a su entendimiento.En realidad, equivaldría a negar la necesidad y eficacia de la voluntad del querer, ya que en Rosmini el pensamiento, o el conocimiento, encuentra en la forma ideal su luz, su posibilidad y su alimento.El hombre, al seguir su tendencia moral, va como ensanchando su finitud hacia horizontes infinitos, desde los que es atraído como por un imán de amor.Rosmini apenas si ha dejado área real, cultural o humana sin tratar en su obra.Asienta en la justicia jurídica, y no es redundancia, la peculiaridad del derecho.La realidad del derecho no es más ni menos que la aplicación de la idea de justicia en su acepción jurídica, pues en su acepción ética la justicia se identifica con la perfección moral, es decir, con la caridad.El derecho es una potestad moral −no un hecho o potestad material− que no puede resolverse jamás contra la moral, ni siquiera al margen de ella, como tampoco, por lo mismo, contra la justicia o con depreciación de la misma.Aunque estos caracteres han de ser entendidos en el ámbito y función social en que la persona humana vive.El cristianismo ha enseñado siempre que todas las instituciones sociales deben servir para mejorar la condición material de los hombres necesitados.