La nueva niña fue bautizada en la parroquia de Velada, figurando como su primer apellido Vallabriga, ya que al igual que sus hermanos no podía utilizar el apellido Borbón, por imposición de Carlos III.
[cita requerida] Allí permaneció María Teresa doce años, hasta 1797, en que reinando sus primos Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma, esta la elige como esposa en una boda concertada para su ministro Manuel Godoy.
Era tan importante para el rey Carlos IV complacer a su esposa que no le importó mucho cambiar todo lo que su padre Carlos III había establecido tan dura e implacablemente para su hermano Luis y sus descendientes.
Además para ella fue una gran satisfacción ver cómo toda su familia, con motivo de su boda, recuperaba la dignidad perdida y era colocada en la más alta posición.
Apenas recién casados, María Teresa pudo comprobar que su esposo (al que si no le podía exigir amor por lo menos sí respeto) no le profesaba ninguna de las dos cosas; estaba enamorado desde hacía tiempo de Pepita Tudó que convivía con ellos en la misma casa y descaradamente acudía a los actos públicos y privados con Godoy.
Esta tensa situación hizo que la joven, retraída y tímida, se fuera encerrando en sí misma, acumulando un odio a su marido cada vez más intenso.
Quizá su inseguridad o su escaso mundo no le permitieron sobrellevar la situación y encontrar otros horizontes en su vida que la hubieran hecho algo feliz.
María Teresa no soportaba más su situación matrimonial y en 1804 intenta abandonar a su familia, viajando a Toledo en busca del apoyo de su hermano, pero la reina María Luisa le escribe una carta recriminándole su actitud, aduciendo que ninguna mujer decente se podía ir sola sin su familia.
Al no haber muchos datos, no sabemos si la Condesa volvió al palacio de Boadilla del Monte, aunque en el Archivo del Palacio Real se conserva una carta del año 1817, en la que María Teresa pide a Aranjuez árboles para sus jardines de Boadilla, por lo que se deduce que alguna temporada debió pasar en él.
Vivió un tortuoso romance con el coronel Mateos, que se enriqueció a su costa y la maltrataba.
La tumba, de línea clasicista y diseñada por Valeriano Salvatierra en 1828, subsiste hoy en día.
A los pocos días de su muerte, su viudo Manuel Godoy se casó con la que había sido su amante durante casi cuarenta años, Pepita Tudó.