Según esta visión, la mano invisible compensa las acciones y regula las conformaciones sociales.
Es en ese contexto en el que Smith introduce la metáfora de la mano invisible.
Y que esa percepción del funcionamiento de la economía se basa en el supuesto erróneo que un funcionamiento de acuerdo con ese orden natural llevaría inevitablemente a una economía eficiente y justa.
En las palabras de Joseph Stiglitz: Por ejemplo, tanto Smith como la literatura económica clásica que se originó de su obra asumen que los mercados son siempre eficientes excepto por algunas fallas limitadas y bien definidas.
Los estudios de Stiglitz y otros más revocan esa presunción: los mercados son eficientes únicamente en circunstancias excepcionales.
Stiglitz y Greenwald[17] muestran que «cuando los mercados están incompletos o la información es imperfecta (lo que ocurre prácticamente en todas las economías), incluso en un mercado competitivo, el reparto no es necesariamente Pareto eficiente.
En otras palabras, casi siempre existen esquemas de intervención gubernamental que pueden inducir resultados Pareto superiores y benefician a todos».