Living in the Material World —en español: Viviendo en el mundo material— es el cuarto álbum de estudio del músico británico George Harrison.
Tras su publicación, Living in the Material World obtuvo buenas reseñas por parte de la prensa musical.
[19][20] Sin embargo, encontró problemas para lograr que la recaudación íntegra del concierto llegase a gente necesitada.
[20] El retraso en la publicación del álbum por Capitol Records, las reuniones transatlánticas con abogados y miembros de los gobiernos estadounidense y británico, así como problemas técnicos con el material filmado en el Madison Square Garden, obligaron a Harrison a retrasar otros proyectos musicales durante un año, entre ellos la grabación del sucesor de All Things Must Pass.
[29] Hopkins sugirió que el trabajo en el nuevo álbum comenzaría entre enero y febrero de 1972, aunque los problemas relacionados con The Concert for Bangladesh pospusieron la grabación.
[44] Otras canciones incluyeron referencias a los pleitos entre los antiguos integrantes de The Beatles para disolver legalmente Apple Corps, como en el caso de «Sue Me, Sue You Blues»,[45] y alusiones a la historia del grupo, como en «Living in the Material World».
[46] También incluyó mensajes de deseo por vivir en el presente y alejarse de su anterior identidad en el grupo en temas como «The Light That Has Lighted the World», «Who Can See It» y «Be Here Now».
[47] Especialmente, la letra de «Who Can See It» refleja un distanciamiento con su estatus en The Beatles a la sombra de John Lennon y Paul McCartney en los versos: «I've been held up, I've been run down, I can see quite clearly now through those past years when I played towing the line» (lo cual puede traducirse al español como: «He sido sujetado, he sido atropellado, ahora puedo ver claramente a través de los años pasados cuando tocaba ateniéndome a las reglas del grupo»).
[49] Tal y como escribió en su autobiografía I, Me, Mine en 1980: «El Señor no se manifiesta a través del ego».
[62] Durante este mes, Harrison volvió a trabajar en «Sue Me, Sue You Blues», una canción que originalmente cedió a Jesse Ed Davis, y también coprodujo In Concert 1972, un álbum en directo de Ravi Shankar y Ali Akbar Khan.
En el caso de «Living in the Material World», añadió una sección instrumental hindú con sitar, flauta y tabla.
El crítico Stephen Holden de la revista Rolling Stone alabó el álbum como un «clásico del pop, un disco profundamente seductivo», por el cual valía la pena esperar dos años y medio.
[21] En la misma reseña, añadió: «Afortunadamente, el álbum no es solo un evento comercial, sino el trabajo más conciso y el mejor concebido por un Beatle desde John Lennon/Plastic Ono Band».
Algunos, particularmente en el Reino Unido, criticaron lo que vieron como «insinuaciones de predicador» y «una naturaleza implacablemente piadosa».
[71] La crítica del diario NME concluyó diciendo: «Es tan condenadamente sagrado que podría gritar».
[52] En el mismo estilo, la reseña que Carr y Tyler publicaron dos años después en The Beatles: An Illustrated Record fue igualmente negativa, en la cual criticaron el hábito de Harrison por «imponer didácticamente las Sagradas Memorias sobre inocentes coleccionistas de discos» y declararon que la temática espiritual del álbum «es casi tan ofensiva en sí misma como el álbum Some Time in New York City de John Lennon».
[72] Sobre las críticas a su fe, Harrison comentó en una entrevista para Melody Maker: «Se sienten asustados cuando hablas de algo que no es simplemente "Be-Bop-A-Lula".
[71] En contraposición a la letra de las canciones, la prensa destacó la producción y la musicalidad del álbum.
Al respecto, Schaffner declaró: «Seguramente Phil Spector nunca tuvo un discípulo más atento».
[3][71][23] Décadas después de su publicación, Living in the Material World siguió dividiendo a analistas y periodistas musicales.
[52][86] El resultado fue una carpeta doble descrita por Stephen Holden en la revista Rolling Stone como «bellamente empaquetada con simbólicas portadas hechas a mano y la dedicatoria: All Glories to Sri Krsna»,[21] mientras que Nicholas Schaffner admiró «la representación en color de las escrituras hindúes» en la forma de una pintura del libro Bhagavad Gita que representa a Krishna con Áryuna, un arquero y guerrero, en un carro tirado por Uchchaihshravas, un caballo de siete cabezas.