Si nuestra intención es tomar otra salida más allá, debemos acceder por el carril izquierdo al interior.
No son rotondas propiamente dichas las denominadas rotondas partidas en las que dos tramos, generalmente opuestos, se conectan directamente a través de la isleta central, por lo que el tráfico pasa de uno a otro y no la rodea.
El nombre correcto sería rotonda, ya que glorietas eran las edificaciones que se colocaban a principios del siglo XX en medio de una calle para generar un giro a su alrededor, no la vía en sí misma.
En la mayoría de los casos se eliminaban la necesidad de semáforos en la intersección, ya que simplemente se requería ceder el paso a los vehículos que circulasen por los carriles dentro del anillo e ingresar en él tras su paso, haciendo que el tráfico de vehículos fuese mucho más fluido.
[cita requerida] En 1998 surgió en los Países Bajos las denominadas turborrotondas o turboglorietas para resolver problemas de congestión circulatoria en intersecciones.
[9] La rotonda consiste en una plaza, con una vía circular alrededor, en la que empalman varias vías; en ella se aplican dos sencillas reglas: La rotonda obliga a controlar la velocidad de los vehículos que la atraviesen, ya que el radio de la misma les obliga a no superar cierta velocidad (para no volcar), y en tráfico bajo o medio reduce los retardos para atravesarla al evitar las detenciones en los semáforos.
Para evitar estos problemas y aumentar la capacidad de la rotonda, en los Países Bajos se ha desarrollado la turborrotonda.
En vías con tráfico denso o muchas rotondas concatenadas, provoca cansancio en la conducción, ya que la incorporación y abandono de la rotonda, junto con el cambio y vigilancia de la velocidad supone un estrés adicional en el conductor.