Es también común ver estas señales en los accesos de las glorietas para darle la prioridad a la calzada anular.
La obligación de ceder el paso puede que no sea así y que dicha incorporación se realice desde una carretera y esta vía en su correspondiente intersección.
En Europa se utiliza un diamante amarillo que cumple la función opuesta al ceda el paso (o el pare) y es el de conferir la prioridad a la vía que tiene esta señal.
Cuando en un acceso no exista esta señal, el conductor debe proceder con precaución, de forma similar a como lo haría con un ceda el paso.
Pese a que existen tradiciones muy arraigadas en Estados Unidos y Europa por cada una de ellas respectivamente, las intersecciones con pare presentan el siguiente inconveniente.