Según el pergamino, la imagen habría sido venerada desde los primeros tiempos del Cristianismo en Nazaré, en la Galilea, tierra natal de Virgen María.
Al confesarse a uno de los monjes, frei Romano, tuvo que decir quién era.
En el siglo XVI, el Santuario de Nuestra Señora de Nazaré fundado por D. Fernando, comenzó a ser reconstruido y ampliado, teniendo las obras que ser prolongadas por varios contratos hasta finales del siglo diecinueve.
El edificio actual es el resultado de estas obras sucesivas que le confirieron un carácter peculiar con gran calidad.
Está expuesta en el presbiterio en un nicho iluminado integrado en el retablo barroco, al cual los devotos pueden acceder subiendo una escalera que parte de la sacristía.
Según la tradición oral inscrita en una lápida colocada en la capilla de la memoria, en 1623, la imagen habría sido esculpida por Son José carpintero, en Nazaré, en la Galilea, cuando Jesús era bebé.
Algunas décadas después Son Lucas evangelista habrá pintado los rostros y las manos.
En la sacristía, algunas décadas más tardía, la imagen aparece pintada en el interior de una pequeña cueva.
Fue este modelo el que se ha preservado hasta hoy, destacándose por su carácter excepcional la acuarela de Mário Botas, en el Museo del sitio, en la cual se ve a la Señora doblemente representada, "levitando" y en la cueva.