[1] Carvalho Monteiro, ayudado por el arquitecto italiano Luigi Manini, construye en la quinta de cuatro hectáreas un palacio, lujosos jardines, lagos, grutas y edificios enigmáticos, lugares que esconden significados relacionados con la alquimia, la masonería, los templarios y la rosacruz.
Modela la quinta con construcciones que evocan las arquitecturas románica, gótica, renacentista y manuelina.
En 1830 la quinta pasó al Dr. Manuel Bernardo y tomó el nombre que posee actualmente.
Desde entonces, la Quinta da Regaleira está abierta al público y alberga diversas actividades culturales.
[2] El bosque, que ocupa la mayor parte del espacio de la quinta, no está dispuesto al azar.
Una galería subterránea con una escalera en espiral, sustentada por columnas esculpidas, desciende hasta el fondo del pozo a través de nueve rellanos.
Según los reputados ocultistas Albert Pike, René Guénon y Manly Palmer Hall, es en La divina comedia donde se encuentra por primera vez expuesta la Orden Rosacruz.
Dicha organización no es casual y muy probablemente hace referencia al año 1715 en el que Francisco Alberto Guimarães de Castro compró la propiedad (conocida como Quinta da Torre o Quinta do Castro), en subasta pública.
Esta leyenda proviene de 1182, cuando el alcalde D. Fuas Roupinho se encontraba, en plena caza, persiguiendo a un venado.
En la capilla también destaca la proliferación de cruces, predominando entre ellas la localizada sobre el pavimento del edificio y representada sobre una esfera.
[2][3] Fue construida para dar a quien la sube la ilusión de encontrarse en el eje del mundo.
La decoración del palacio se concentra en los balcones, las columnas, las puertas y las ventanas, contando con el repertorio decorativo típico del estilo que emula: motivos de raigambre vegetal, cuerdas y nudos, perlas, escudos, etc.
Toda la exuberante decoración estuvo a cargo del escultor José da Fonseca.