En el otoño de 1671, la reina quedó embarazada nuevamente, pero sufrió un aborto espontáneo.
El rey, que poseía poca fuerza física y mental, no fue reconocido por gran parte de la nobleza.
La reina fue considerada como un modelo de bondad, dulzura y lealtad hacia su esposo.
Aprendió polaco, aunque prefería el latín, y acompañó a Miguel en sus viajes oficiales por Polonia.
Debido a que había sido desposeído del ducado años antes, Carlos fue nombrado gobernador del Tirol y de la Austria Anterior, y a la pareja se le asignó el Hofburg, en Innsbruck.