[6] Las tres denominaciones restantes son las de mayor valor, de color violeta (1 peseta), pizarra (4 pesetas) y castaño (10 pesetas) (Edifil 513-515), grabados por José Luis López Sánchez-Toda, y que reproducen una de las pinturas más famosas y controvertidas del artista: La maja desnuda.
[12][13] La serie tenía un valor nominal deliberadamente inflado en comparación con las tarifas postales habituales de la época.
El número de sellos puestos en circulación esos tres días varía según las fuentes.
Esta búsqueda dio como resultado una división nacional profunda y, más tarde, causó una sangrienta guerra civil.
Los intelectuales de la generación del 98 necesitaban símbolos fuertes y chocantes como medios para una atrevida encarnación de la idea nacional, y el majismo les vino como anillo al dedo.
[24] Los sellos postales constituyen oficialmente una «tarjeta de presentación» del país emisor, al ser uno de sus símbolos mediáticos oficiales; es por ello que los motivos sexuales en su diseño suelen ser infrecuentes,[25] —y esto es particularmente cierto durante la primera mitad del siglo XX—.
[31] A Frank Sullivan, reconocido humorista estadounidense y columnista del The New Yorker, le encantaba pegar estos sellos en las cartas que escribía a sus amigos.
Este tipo de cartas se separaron y al parecer fueron devueltas a los remitentes.
[25] Sin embargo, según Quesada, autor de una monografía sobre la materia, no se conoce ninguna carta que fuera devuelta al remitente.
En la vista oral, el tribunal decretó que la presencia del cuadro de La maja desnuda en el museo no era un delito, pero la distribución masiva de dichas imágenes fomentan «el lenocinio y un interés lascivo en el hombre medio».
[36] En 2000, la emisión postal se inmortalizó en la novela Hit List, de Lawrence Block, en la que el personaje principal, Keller, describía en detalle sus sentimientos de coleccionista adolescente al respecto.
[27] Además, Waterlow & Sons de Londres reimprimieron en varias ocasiones todos los valores de la serie «desnuda» mediante las placas originales, inundando el mercado con emisiones que superaban en diez veces la emisión original, entre 1932 y 1969.
Algunos existen en colores cambiados (en su mayoría rojo y azul) como parte de una edición limitada.
[9] A finales de 2015, la serie completa (Edifil 499-532) podía adquirirse en el mercado por unos 50 dólares.
[38] A lo largo de las últimas décadas, el cuadro de La maja desnuda de Goya se ha reproducido en repetidas ocasiones por otros países en sus emisiones postales, incluyendo países en los que la religión tiene un peso importante en la sociedad, tales como Paraguay (1969),[39] Emiratos Árabes Unidos (1969), Guinea Ecuatorial (1991), Bulgaria (1996) y Albania (1996).