Sus horribles experiencias en las trincheras inspiraron el arte contra la guerra que creó después de 1920.
Dix llamó la atención del público cuando Theodor Däubler lo presentó en Das Kunstblatt en 1920.
En 1921, Otto Dix conoció a Karl Nierendorf, un comerciante de arte en Berlín, quien se convirtió en su agente y editor.
Fue luego confiscada como arte degenerado (Entartete Kunst) por los nazis y perdida durante la Segunda Guerra Mundial.
Muestra imágenes de cadáveres demacrados y en descomposición, esqueletos que hacen muecas, cuerpos crucificados o empalados en alambre de púas, heridos con los ojos desorbitados y las carnes abiertas, en una macabra danza alucinante.
Dix dio a cada grabado un título, ubicación y descripción, y los dispuso en grupos de diez sin tener en cuenta ningún orden cronológico o temporal, ni el orden en que se hicieron las planchas.
Nierendorf colaboró con la asociación pacifista Never Again War (Nie wieder Krieg) para hacer circular las copias por toda Alemania.