Línea del Este
[3] La mayoría de las estaciones estaban encaladas, pero habían sido pintadas por la Red Ferroviaria Nacional.[4] Pese a su proximidad geográfica, las comunicaciones fronterizas entre Portugal y España siempre fueron muy deficientes, debido, principalmente, a diferencias políticas; el primer gran plan para establecer una vía de comunicación fue lanzado durante el reinado de Felipe II de España, cuando ambas naciones ibéricas se encontraban políticamente unidas, y proponía convertir en navegables los ríos Tajo y Jarama, y unir de esta forma por vía fluvial, Lisboa a Madrid.[5] Este proyecto, junto con otros que le siguieron, no tuvieron el éxito que se esperaba, pero los gobiernos no dejaron de buscar otras formas de facilitar las conexiones entre los dos países, principalmente para poder exportar sus productos.[5] No obstante, las principales rutas de comunicación, por vía terrestre, continuaban siendo inseguras e irregulares.[1] Una de las cláusulas se refería, específicamente, a la implementación de una conexión ferroviaria entre Lisboa y la frontera con España,[1] transitando junto al margen del Río Tajo.[1] En junio de 1856, los gobiernos ibéricos formaron una comisión mixta, para estudiar cual sería el trazado definitivo para la conexión fronteriza; formándose así dos corrientes de opinión, una defendiendo que la línea debería ser paralela al Río Tajo, lo que diminuiria las distancias entre las capitales pero precisaba de más inversiones, mientras que la otra presentaba un trazado junto al Río Guadiana, porque pasaría junto al Fuerte de Elvas.[16] En ese momento, esta conexión era, junto con las Líneas del Norte y Beira Alta, uno de los ejes prioritários para la modernización, debido su importancia como línea internacional.