Juan Piquer Simón

Cuando los efectos eran demasiado costosos de hacer, Piquer sabía camuflarlos mediante elipsis, o bien obviarlos imaginativamente.

La secuencia central era un menaje a cuatro en un decorado satanista que dio la vuelta al mundo.

Richard Yesteran, actor culturista de carrera efímera, interpretó al superhéroe, cuyos antagonistas eran los sabios locos Cameron Mitchell y José María Caffarel.

La experiencia resultó divertida, pero no llegaba a la altura de la incursión en el mundo verniano.

Se ven mezclados en una aventura en una isla paradisíaca hasta que empiezan los quebraderos de cabeza.

Antes, como productor, colaboró en Más allá del terror (1980), de Tomás Aznar, en una línea similar a Escalofríos.

Unos ladrones organizan una matanza en un restaurante de carretera y posteriormente se ven envueltos en una aventura con satanistas en donde los verdugos acabarán convertidos en víctimas.

Su carrera comercial fue discreta en España pero exitosa en el extranjero y le daría fama mundial.

En 1988, Piquer y su equipo se traslada a Estados Unidos para rodar Slugs, muerte viscosa, sobre unas babosas asesinas.

[3]​ Esta vez el escenario es una comunidad rural norteamericana en donde unas misteriosas babosas matan a quienes se encuentran.

Al llegar, descubren una cueva subterránea repleta de monstruos provocados por experimentos genéticos.

Rodada en los Estudios Verona de Tres Cantos, contaba con Jack Scalia, actor célebre de telefilms norteamericanos, R. Lee Ermy, Ray Wise y varios actores españoles como Frank Braña, Emilio Linder y Pocholo Martínez-Bordiu.

[3]​ Sin recurrir a los efectos especiales sofisticados del último cine hollywoodiense Piquer utiliza aquí una concepción más artesanal.

Tres años después solo colaboró en el guion de un film llamado Nexos 2 43 (1994) del desaparecido José María Forqué, realizador poco habituado a estos géneros.

Manoa, la ciudad de oro (1999) fue su último título, inspirado en Emilio Salgari, que como en casos anteriores tuvo una distribución ineficaz.

Además se mostró frustrado por no haber podido realizar más películas sobre las obras de Julio Verne.

El cineasta estadounidense Eli Roth afirma que su slasher favorito es Mil gritos tiene la noche.