Un batiscafo es una embarcación sumergible autopropulsada, especialmente diseñada para resistir grandes presiones, y destinada a explorar las profundidades del mar.
[1] Los batiscafos (también conocidos como «minisubmarinos»[2]) están tripulados por una o más personas, cuentan con propulsión autónoma que les permite alcanzar grandes profundidades en el mar (algunos pueden sumergirse a miles de metros de profundidad), y suelen utilizarse con fines militares o científicos.
Estos vehículos subacuáticos normalmente están equipados con cámaras y tecnología que les permite registrar, medir e incluso rescatar objetos del fondo marino, como restos de barcos naufragados.
Piccard compuso el nombre de batiscafo utilizando las palabras del griego antigua βαθύς (bathús), que significa «profundo», y σκάφος (skáphos), que significa «embarcación, barco».
Para descender, un batiscafo inunda tanques de aire con agua de mar, pero a diferencia de un submarino, el agua en los tanques inundados no se puede desplazar con aire comprimido para ascender, porque las presiones del agua a las profundidades para las que se diseñó la embarcación son demasiado grandes.