Introito

Se trata por tanto de un canto característico e importante en el rito romano, creado hacia el siglo V por la Iglesia en Occidente, en Roma.Existen numerosas obras polifónicas, basadas en este texto, que en ocasiones repiten su motivo melódico original.[1]​ Literariamente, la primera palabra de algunos introitos expresa e «introduce» directamente el tema de la celebración: En el rito galicano, este canto se denomina Antiphona ad prælegendum, mientras que el rito ambrosiano utiliza el término Ingressa.El uso del término Oficium se encuentra no sólo en el rito mozárabe sino también entre varias órdenes, como los cartujos, dominicos y carmelitas.[3]​ La tradición atribuye en ocasiones el nacimiento del introito de la misa al Papa Celestino I († 432).Así Celestino I pudo importar a Roma no sólo la Schola sino también el introito.[5]​ Esta es la razón por la que ciertos especialistas como F. Probst aribuyen su introducción al Papa Gelasio I († 496), en una fecha posterior.[6]​ Es muy probable que varios introitos fueran añadidos al repertorio del rito romano bajo el pontificado de san Gregorio I y durante su reforma litúrgica.Sin embargo, es realmente difícil reconocer el repertorio con certeza según los manuscritos utilizados, porque no queda ningún cancionero vaticano anterior al siglo XI, aparte de cinco manuscritos de canto romano antiguo, copiados tardíamente.Los libros más antiguos aparentemente fueron destruidos cuando la Santa Sede adoptó el canto gregoriano a principios del siglo XIII.[2]​ En el sacramentario del Papa Gregorio, este canto de entrada se llamaba Antiphona ad introitum.Esto significa exactamente que estas tres palabras eran recitadas o cantadas por el celebrante en el Vaticano, como el Gloria y el Credo en gregoriano.[13]​ Estos dos introitos también se encuentran en cinco de los seis manuscritos del «Antiphonale missarum sextuplex», publicado en 1935 por Dom René-Jean Hesbert.Sus melodías pueden ser restauradas gracias, por ejemplo, al manuscrito Laon 239, el gradual con neumas más antiguo, copiado en el siglo IX.A este término tan importante, el compositor le atribuyó dos notas, sol y re.No son otras que los dos tonos principales del séptimo modo, más precisamente la nota final y el tenor.En definitiva, el color de esta pieza se presenta y fija con este primer movimiento.Así pues, este movimiento no debe cantarse a la ligera; al contrario, requiere mucho cuidado.El salmo, antes cantado íntegramente, ahora fue dividido en varios versos, e incluso reducido a uno solo.Este cursus presenta la disposición más simple y armoniosa que se puede encontrar en las cláusulas latinas.Nada más ser elegido, el Papa Pío X hizo publicar en 1903 el motu proprio «Inter pastoralis officii sollicitudes», que oficializaba el canto gregoriano.Aunque este documento permitía la polifonía y las nuevas composiciones, la publicación de la Edición Vaticana contribuyó considerablemente al canto del introito gregoriano.Durante esta época, casi todas las iglesias romanas iniciaban el calendario litúrgico con el introito Ad te levavi, rindiendo homenaje a san Gregorio I, al igual que en la Edad Media.Por una parte, en tiempos de san Pío X, el latín todavía se utilizaba en las universidades, pero ya no es así.El artículo 47 de la Presentación expresa sus cuatro objetivos: abrir la celebración; promover la unión de los fieles reunidos; introducir sus mentes en el misterio del tiempo litúrgico o fiesta; acompañar la procesión del sacerdote y los ministros.Michel Huglo consideró que esta variedad modal significaba un desarrollo tardío del repertorio.[4]​[9]​ Esta composición se adapta, de forma flexible si es necesario, a la duración requerida por la procesión.Para el introito de la misa ordinaria, existen pocas versiones polifónicas, a excepción del fabordón.[29]​ En años posteriores, estos introitos se interpretaban no sólo en la liturgia fúnebre sino también en conciertos.La pieza de Giuseppe Verdi dedicada a Alessandro Manzoni, en cambio, tiene un fuerte carácter operístico.
Gaudete (imperativo, 2.ª persona plural = ¡regocijaos!)
Puer natus est en gregoriano.
Puer natus est en el manuscrito Einsiedeln 121, cuyo copista escribió un pes cuadratus para el término Puer .
Documento antiguo
Introito de la Epifanía , Ecce advenit en modo II, con tres versos del Salmo LXXII.